Los resultados prometedores obtenidos en el ensayo clínico con un medicamento pionero de terapia avanzada llamado PeriCord, que busca reparar el corazón en pacientes que han sufrido un infarto, confirma la factibilidad de nuevas terapias basadas en la aplicación de células madre e ingeniería de tejidos para favorecer la regeneración ...
Los resultados prometedores obtenidos en el ensayo clínico con un medicamento pionero de terapia avanzada llamado PeriCord, que busca reparar el corazón en pacientes que han sufrido un infarto, confirma la factibilidad de nuevas terapias basadas en la aplicación de células madre e ingeniería de tejidos para favorecer la regeneración de tejidos dañados.
Este nuevo medicamento, que proviene de células madre de cordón umbilical y de pericardio de donantes de tejidos, es un producto de ingeniería de tejidos (un tipo de terapia avanzada que combina células y tejidos optimizados en el laboratorio), pionero a nivel mundial y que se aplica en pacientes candidatos a un bypass coronario, aprovechando la intervención. Su función es reparar la cicatriz que ha quedado en el área del corazón afectada por el infarto, que ha perdido la capacidad para latir cuando la sangre ha dejado de circular.
La primera intervención de esta nueva terapia fue hace casi 4 años fruto de la colaboración entre el grupo ICREC (Insuficiencia Cardíaca y Regeneración Cardíaca) del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) y el Banc de Sang i Teixits (BST). Visto el éxito, se inició un estudio para demostrar su seguridad clínica. En el estudio se han incluido 12 pacientes candidatos a bypass coronario, de los cuales 7 se han tratado con bioimplantes y 5 sin, para comparar los resultados.
Declaraciones del Dr. Antoni Bayés, investigador del grupo ICREC y primer autor del artículo: "Este ensayo clínico pionero en humanos llega después de muchos años de investigación en ingeniería de tejidos, representando un tratamiento muy innovador y esperanzador para los pacientes que tienen una cicatriz en el corazón como resultado de haber sufrido un infarto" refiriéndose al PeriCord.
Aunque el estudio actual iba dirigido a demostrar la seguridad de este nuevo medicamento en el marco del infarto de miocardio, sus buenos resultados han demostrado que PeriCord tiene otras propiedades excepcionales. Por un lado, ha demostrado ser un medicamento con una excelente biocompatibilidad, minimizando radicalmente el riesgo de rechazo y garantizando que el cuerpo lo tolere perfectamente. Y por otro, unas propiedades antiinflamatorias, que abren la puerta a aplicaciones más amplias en patologías donde existe inflamación. "Su potencial puede ser mucho más amplio, creemos que puede ser una herramienta muy valiosa para modular procesos inflamatorios" explica el Dr. Sergi Querol, jefe del Servicio de Terapias Celulares y Avanzadas del BST.
Pacientes graves, pero estables
Los pacientes incluidos en la terapia son personas que han sufrido un infarto y tienen una calidad y esperanza de vida reducidas. Por un lado, con el bypass se asegura que haya irrigación sanguínea en la zona y, por otro, con el bioimplante se va un paso más allá para estimular la cicatriz para que se inicien los mecanismos celulares involucrados en la reparación tisular.
"Se usan sustancias de origen humano dadas voluntariamente, tanto en lo que se refiere al tejido de pericardio de donante multitejidos como las células madre mesenquimales de donante de cordón umbilical en el nacimiento de un bebé", explica Querol. Es muy satisfactorio pensar que "fruto de esto y gracias a los donantes, aportamos una nueva herramienta terapéutica que puede mejorar la calidad de vida del paciente", añade.
El PeriCord está constituido por una membrana que procede de pericardio de un donante de tejidos, que el BST ha descelularizado y liofilizado. Después, ha sido recelularizada con estas células madre de cordón umbilical.
Una vez en quirófano, los cirujanos fijan el bioimplante generado en el laboratorio en la zona del corazón afectada del paciente. Pasado un año, el tejido implantado se adhiere y adapta perfectamente a la estructura del corazón del paciente, recubriendo la cicatriz que había dejado el infarto.