Científicos chinos han determinado que el tratamiento diario con azilsartán durante 3 semanas reduce la presión arterial, la respuesta inflamatoria y el estrés oxidativo, en animales con hipertensión inducida por angiotensina II y una dieta rica en sal. Notablemente, la terapia revirtió la albuminuria y la disminuida expresión de ocludina, ...
Científicos chinos han determinado que el tratamiento diario con azilsartán durante 3 semanas reduce la presión arterial, la respuesta inflamatoria y el estrés oxidativo, en animales con hipertensión inducida por angiotensina II y una dieta rica en sal. Notablemente, la terapia revirtió la albuminuria y la disminuida expresión de ocludina, proteína que en el tejido renal tiene un importante papel en el mantenimiento de las uniones fuertes entre células endoteliales, evitando el exceso de permeabilidad. El impacto de azilsartán sobre este último parámetro pudo ser recapitulado en células endoteliales del glomérulo renal humano, según afirma Jun Cao, codirector del estudio.
El investigador prosigue indicando que en estas células el fármaco también previno la disminución en la expresión del factor de trascripción KLF2, regulador clave de diversas proteínas esenciales en la formación de uniones fuertes. La relevancia de KLF2 en la terapia pudo ser demostrada en experimentos en los que su neutralización mediante un oligonucleótido abolió todos los beneficios de azilsartán. Cao señala que azilsartán medoxomil, profármaco de azilsartán, está siendo desarrollado por Takeda Pharmaceuticals como antagonista de siguiente generación del receptor de la angiotensina-1. Los actuales hallazgos son consistentes con los de estudios previos en los que se demostró que, además de proporcionar una reducción duradera y estable de la presión arterial, el fármaco reduce la hipertrofia del miocardio y el remodelado vascular.