Científicos de la Universidad de Sichuán han identificado 14 taxones bacterianos intestinales causalmente asociados a la toxicidad inmunitaria de los inhibidores de los puntos de control inmunológico (IPCIs). En el análisis de más de 1700 pacientes de origen europeo, los investigadores hallaron que el riesgo de efectos adversos inmunológicos (EAIs) ...
Científicos de la Universidad de Sichuán han identificado 14 taxones bacterianos intestinales causalmente asociados a la toxicidad inmunitaria de los inhibidores de los puntos de control inmunológico (IPCIs). En el análisis de más de 1700 pacientes de origen europeo, los investigadores hallaron que el riesgo de efectos adversos inmunológicos (EAIs) de cualquier grado o severos crece con la abundancia de las lacnospiráceas, incluso tras tomar en consideración la influencia del índice de masa corporal. Bo Zhang, codirector del estudio, afirma que la incidencia de EAIs graves fue mayor en asociación a los géneros Ruminiclostridium6, Coprococcus3, Collinsella y Eubacterium, mientras que las bacterias Akkermansia, las verrucomicrobiáceas y Anaerostipes tuvieron el efecto opuesto, reduciendo el riesgo de EAIs severos.
El científico señala que un tipo de ruminococos y las bacterias del género Defluviitaleaceae UCG011 ofrecieron protección frente a los EAIs de cualquier grado. Zhang prosigue indicando que aunque la mayoría de EAIs registrados en pacientes oncológicos tratados con IPCIs suelen ser leves, la combinación con agentes anti-CTLA-4 y anti-PD-1 causa toxicidad inmunológica severa en hasta el 55% de la población tratada. Además de la morbilidad asociada, la aparición de estos EAIs graves puede conducir a la suspensión del tratamiento, lo que impone la necesidad de identificar a los pacientes de riesgo. Aunque los autores barajan diversas hipótesis para explicar las asociaciones observadas, concluyen señalando que el delicado equilibrio entre la microbiota y el sistema inmunitario se ve perturbado por los IPCIs. Así parecen confirmarlo estudios previos, en los que se constató que los EAIs tienden a ocurrir en órganos barrera, tales como la piel, los pulmones y el intestino, lo que sería consistente con la alteración de la microbiota comensal en esos tejidos.