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Un inhibidor de la mieloperoxidasa estabiliza el aneurisma en un modelo animal

Un nuevo estudio reporta múltiples beneficios histológicos con un fármaco experimental, subrayando además el potencial de la mieloperoxidasa en la monitorización de la lesión con agentes de contraste específicos.  

12/04/2024

Científicos de diversos centros chinos han determinado que la administración intraperitoneal de hidrazida de ácido 4-aminobenzoico (HAAB), dos veces al día durante 28 días, detiene la progresión del aneurisma sin ruptura de la carótida. En el modelo animal utilizado la lesión permaneció estable, con una tasa de expansión significativamente inferior ...

Científicos de diversos centros chinos han determinado que la administración intraperitoneal de hidrazida de ácido 4-aminobenzoico (HAAB), dos veces al día durante 28 días, detiene la progresión del aneurisma sin ruptura de la carótida. En el modelo animal utilizado la lesión permaneció estable, con una tasa de expansión significativamente inferior a la del grupo control, a lo largo de todo el periodo de observación. En el examen histológico los investigadores constataron una disminución de la fibrosis y de la infiltración de células inflamatorias, tales como linfocitos y granulocitos neutrófilos, así como menor degradación de la elastina.

Jiang Zhu, científico del North Sichuan Medical College y codirector del estudio, afirma que el HAAB redujo, además, tanto la expresión como la actividad de la mieloperoxidasa en el aneurisma al final de la primera semana de terapia, en un efecto que fue acompañado por una disminución en la producción de especies reactivas del oxígeno, las cuales se asocian a daño al tejido por estrés oxidativo. El estudio también pone de manifiesto el valor de los agentes de contraste dirigidos a la mieloperoxidasa en la monitorización no invasiva de la lesión mediante resonancia magnética. Zhu prosigue indicando que la inflamación juega un importante papel en los cambios patológicos de los aneurismas intracraneales, cuya ruptura se asocia a una mortalidad de hasta el 90% a los 12 meses. Los hallazgos serían consistentes con los de un estudio in vivo previo, en el que el HAAB mostró actividad en el ictus subagudo, concluye el investigador.

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