La apnea del sueño y los niveles bajos de oxígeno durante el sueño se asocian con la epilepsia que ocurre por primera vez después de los 60 años, conocida como epilepsia de aparición tardía, según un nuevo estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en EEUU. La investigación, que ...
La apnea del sueño y los niveles bajos de oxígeno durante el sueño se asocian con la epilepsia que ocurre por primera vez después de los 60 años, conocida como epilepsia de aparición tardía, según un nuevo estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en EEUU.
La investigación, que ha sido publicada en ´Sleep´, muestra que su vinculación fue independiente de otros factores de riesgo conocidos de epilepsia de aparición tardía y apnea del sueño, como hipertensión y accidente cerebrovascular. Los hallazgos pueden ayudar a comprender mejor la relación entre los trastornos del sueño y la epilepsia de aparición tardía, así como a identificar posibles objetivos de tratamiento.
"Cada vez hay más evidencia de que la epilepsia de aparición tardía puede ser indicativa de una enfermedad vascular subyacente o una enfermedad neurodegenerativa, incluso potencialmente como un marcador preclínico de una enfermedad neurodegenerativa", afirma Rebecca Gottesman, jefa de la División de Accidentes Cerebrovasculares del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de los NIH y autora del estudio.
"En comparación con otros grupos de edad, los adultos mayores tienen la mayor incidencia de nuevos casos de epilepsia, y hasta la mitad de ellos no tienen una causa clara. La apnea del sueño es común entre las personas con epilepsia, pero la asociación no se comprende bien", afirma.
Los investigadores, dirigidos por el doctor Christopher Carosella, profesor asistente de neurología en la Universidad Johns Hopkins, Baltimore, identificaron casos de epilepsia de aparición tardía utilizando reclamaciones de Medicare y analizaron datos de sueño de más de 1.300 participantes en un estudio sobre trastornos respiratorios durante el sueño y enfermedades cardiovasculares.
Descubrieron que las personas cuya saturación de oxígeno caía por debajo del 80% durante el sueño, una condición conocida como hipoxia nocturna, tenían tres veces más probabilidades de desarrollar epilepsia de aparición tardía en comparación con aquellas que no tenían niveles de oxígeno igualmente bajos. Además, los participantes con apnea del sueño autoinformada en la vejez tenían el doble de probabilidades de desarrollar epilepsia de aparición tardía que aquellos sin el trastorno del sueño.
El grado de hipoxia durante el sueño se asoció con la epilepsia de aparición tardía, independientemente de otros problemas médicos y factores demográficos concurrentes. Los autores señalan que el estudio no detectó una asociación entre el índice de apnea-hipopnea, una medida tradicional de la gravedad de la apnea del sueño.
Se sabe que la apnea del sueño es un factor de riesgo de mala salud cerebral en otros aspectos, incluido el riesgo de accidente cerebrovascular y demencia, pero no se había descrito previamente una asociación con la epilepsia. El vínculo con la hipoxia sugiere que la exposición crónica repetida a niveles bajos de oxígeno durante la noche podría provocar cambios cerebrales que, en última instancia, conducen al riesgo de epilepsia.
No obstante, los investigadores afirman que el estudio no puede determinar si tratar o prevenir la apnea del sueño podría reducir el riesgo de epilepsia, pero sí sugiere que este puede ser un objetivo potencial importante para reducir el riesgo de epilepsia de aparición tardía.
"Descubrir una causa reversible para el desarrollo de cualquier tipo de epilepsia idiopática es un objetivo al que aspiran los investigadores o los médicos en epilepsia, Esperamos que este estudio pueda ser un pequeño primer paso en esa dirección y también un estímulo para evaluar y tratar los trastornos del sueño en pacientes con epilepsia", explica Carosella.
Debido a que la apnea del sueño puede tener efectos cardiovasculares y relacionados con la salud cerebral, los hallazgos también pueden, en última instancia, ayudar a identificar a las personas en riesgo de padecer algunas de estas otras afecciones, brindando una oportunidad potencial para el tratamiento y la prevención.