Este viernes la Organización Médica Colegial (OMC) realizó en Madrid un acto de homenaje a los médicos y el resto de profesionales sanitarios por su entrega y sacrificio durante la pandemia de Covid-19. El periodista Ángel Expósito fue el encargado de presentar a las autoridades y artistas participantes en la ceremonia y también de expresar su reconocimiento a todos aquellos que hicieron posible salir de aquella terrible crisis. Héroes conocidos y anónimos que, solamente pertrechados con sus batas, pijamas de trabajo y mascarillas cuando llegaron lograron que la cosa no fuera todavía a peor.

Ángel Expósito

Recordó Expósito a la enfermera Sonia, a quien le hubiera gustado abrir brecha en las paredes de su UCI del Hospital Puerta de Hierro para que todos pudieran haber sido testigos del infierno blanco que causó el virus. Con compañeros y ella misma deshechos en lágrimas cuando la vida de los pacientes se les escapaban entre los dedos. A la vista también de esas personas que morían en la más absoluta soledad y sin el adiós de sus seres queridos. También con recuerdo para el pabellón 14 Ifema donde ingresaban las personas sin techo para no volver a ver nunca más la calle.

Alabó también Expósito la gallarda humanidad de los militares que esa vez pasaron a primera fila para verse las caras con el enemigo más pequeño y más mortal. Pero sin olvidar tampoco ni un instante a los bomberos, cajeras de supermercado, conductores y demás profesionales que impidieron que nuestro mundo se parara. Un recuerdo que también había tenido el doctor Diego Murillo para los responsables de los médicos, farmacéuticos, veterinarios, enfermeras, fisioterapeutas,…

Dr Tomás Cobo

El presidente de la Organización Médica Colegial, doctor Tomás Cobo Castro, también agradeció la asistencia de todas las figuras del sector de la salud y las profesiones sanitarias como exaltación de todos aquellos que llevaron su vocación de servicio a los más vulnerables, que tantas veces son los pacientes, aun pagando el más alto precio, que es la vida. En un homenaje a sus valores y principios que hicieron posible bordear el abismo al que todos estuvimos asomados. Algo salvado por la capacidad humana para la cooperación cuando estaba en juego hasta la dignidad. Como expresión de que bondad y ternura no son signos de debilidad sino de fuerza, como recalcó el presidente.

Dra Fátima Matute

Seguidamente, la consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, doctora Fátima Matute Teresa, se volvió hacia el "árbol de la vida", monumento junto al que se desarrolló el acto, por su sombra de luz y esperanza. Para acoger el ejemplo de aquellos compañeros cuya vocación salvo miles de vidas aun a costa de la suya, en parte de ellos. Abnegación con o sin bata a los que sólo pesaba el miedo de contagiarse y llevar la muerte a sus seres queridos. Ejemplos de solidaridad y compañerismo al límite del dolor y de la pena de unos compañeros y compañeras que demostraron que la grandeza del sistema sanitario está hecha de millones de manos entrelazadas. En aquellos días en los que se doblaron las camas de los hospitales y se triplicaron las UCI, cuando se transformó en tiempo récord Ifema y se levantó el Zendal de un día para otro. Dentro ya de nuestra historia de la sanidad en el que se llevó al extremo el lema de cuidar, curar y acompañar. Con aliento de un orgullo compartido de un modelo que es de todos y para todos, sentenció.

José Luis Martínez Almeida

También estuvo presente el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, quien vio una segunda inauguración para el monumento a la vida y cuando el dolor y la pena llevaban a la desesperación. Al ser entonces Madrid un pozo de tristeza agravada por la pérdida de aquellos 125 sanitarios que dieron todo por todos.

Sin poder olvidar el mismo regidor su visita al Palacio de Hielo en el que se alinearon centenares de ataúdes, ordenadamente dispuestos en su más absoluta soledad.

Días negros en los que también la reciedumbre de aquellos que se bebían las lágrimas por dentro como parte de la Unidad Militar de Emergencia mantuvo firmes las líneas, junto a otros profesionales civiles que hicieron posible la vida cotidiana e incluso los propios ciudadanos que, como reos, guardaron su férrea disciplina al quedarse en casa.

Junto a ese ejemplo que dieron los sanitarios a todos cuya salva ciudadana eran los aplausos de los balcones a las ocho de la tarde, con un eco que resuena todavía llevando el viento a todas partes la palabra gratitud.

Dra Mónica García

Cerró las alocuciones la ministra de Sanidad, doctora Mónica García Gómez, para ver en el corazón inclinado del árbol de la vida raudales de empatía y solidaridad, al sentir su honor de ministra con apelación al recuerdo, las políticas activas y el saludo a los profesionales que no héroes.

Con la vista atrás de aquellos días de compañeros exhaustos y compañeros en llanto. Cuando no se podía abarcar todo y los pasillos estaban llenos de nada, rota por los alaridos de las ambulancias.

Como aquel día que un paciente en su agonía daba ánimo a los de las batas con su pulgar al aire. Profesionales que en todo tiempo se merecen el mejor trato para dar más vida a su vocación por y para los pacientes.

Ainhoa Arteta y el pianista Víctor

Tiempo para el arte del momento y el recuerdo

El acto, que se celebró en la Plaza de los Sagrados Corazones de Madrid, tuvo lugar a la generosa sombra de la escultura de "El árbol de la vida" realizada por el escultor Jaume Plensa y sufragada por la Agrupación Mutual Aseguradora (AMA). Y junto al árbol, un piano y la voz de la soprano Ainhoa Arteta, quien también vio en la fuerza de la música el mayor aplauso a los sanitarios caídos con las batas puestas.