La dermatitis seborreica, la conocida como "costra láctea" en los bebés, es una dermatosis inflamatoria crónica frecuente y recurrente que progresa mediante brotes. Se calcula que 4 de cada 10 niños la sufren, sobre todo en los primeros tres meses de vida. Sin embargo, se suele creer erróneamente que no ...
La dermatitis seborreica, la conocida como "costra láctea" en los bebés, es una dermatosis inflamatoria crónica frecuente y recurrente que progresa mediante brotes. Se calcula que 4 de cada 10 niños la sufren, sobre todo en los primeros tres meses de vida. Sin embargo, se suele creer erróneamente que no afecta tanto a las personas adultas. Además, cuando las rojeces afectan principalmente al cuero cabelludo y la cara, la dermatitis seborreica puede llegar a confundirse con el eczema.
Al igual que el eczema, la dermatitis seborreica se produce por una inflamación, cuyos síntomas se manifiestan en forma de manchas rojas o eritema, escamas de color blanco a amarillento, y picazón (prurito) más o menos intenso. En las pieles oscuras, las manchas y placas se presentan hipopigmentadas y como placas arqueadas o petaloides (que se asemejan a pétalos de flores), simétricas
Ahora bien, se caracteriza por ser una patología multifactorial y compleja, así como por su fisiopatología aún desconocida de manera exacta. Y se debe a la combinación de cuatro factores involucrados. En primer lugar, la producción excesiva de sebo, de ahí que aparezca principalmente en una zona donde se produce una cantidad de sebo de forma natural como es el cuero cabelludo. También es frecuente que aparezca en el rostro o el torso.
El microbioma cutáneo y su papel en la dermatitis seborreica
Esta hiperseborrea, es decir, el aumento de la producción de sebo por influencia hormonal (andrógenos), provoca el desarrollo de lesiones en zonas ricas en glándulas sebáceas. Asimismo, es más común en hombres debido al nivel más alto de andrógenos que poseen, así como una alta prevalencia al nacer (por la impregnación por hormonas maternas) y en la pubertad. Y, por otro lado, el sebo en la dermatitis seborreica puede actuar cuando cambia la calidad, un fenómeno conocido como diseborrea que se produce por la disminución de la cantidad de triglicéridos y escualeno y el aumento significativo de ácidos grasos libres y colesterol.
Ambas circunstancias pueden dar lugar a la proliferación de hongos y bacterias, y por ende al desequilibrio del microbioma cutáneo. De igual modo, es común que modifique la estructura del estrato córneo, alterando la función de barrera. Cabe recordar que el microbioma cutáneo se compone de todos los microorganismos que viven en la superficie de la piel de una persona, a saber, bacterias, levaduras, vir ácaros. Su papel en la salud es muy relevante, puesto que gracias a él se mantiene el equilibrio de la dermis y la función barrera que protege contra patógenos invasivos.
Según las diferentes áreas anatómicas de la piel (zonas húmedas, zonas secas y zonas ricas en sebo) presenta variabilidad. No obstante, su desequilibrio (ya sea aumento o disminución) de las poblaciones bacterianas o fúngicas del microbioma da lugar a disbiosis, que como es como hemos comentado es el fenómeno implicado en numerosas afecciones crónicas de la piel (eccema atópico, acné, dermatitis seborreica, etc.).
Ahora bien, ¿cómo detectar la disbiosis del microbioma en la dermatitis seborreica? Pues a través de una serie de cambios cualitativos y cuantitativos que permiten que se observe ese desequilibrio en las poblaciones de hongos y bacterias en comparación con la piel sana: aumento de la relación Malassezia restricta / Malassezia globosa; disminución de la proporción Cutibacterium / Staphylococcus: y colonización por Staphylococcus aureus significativamente más frecuente.
Aparte de todos los factores anteriores, hay que analizar el papel de los factores genéticos en la dermatitis seborreica. En este sentido, los estudios han puesto de relieve anomalías genéticas que afectan a la inmunidad, la barrera epidérmica y la actividad sebácea, como la sobreexpresión de ciertos genes asociados a la respuesta inmunitaria de la piel. Asimismo, el aumento de la susceptibilidad de la piel a los ácidos grasos libres producidos por Malassezia suele conllevar también una reacción inflamatoria exacerbada. Y, en tercer lugar, la mutación genética de ciertos factores de transcripción, reguladores clave de la diferenciación terminal de los queratinocitos, son los causantes de la aparición de escamas.
Aspectos clínicos de la dermatitis seborreica
Como ya hemos comentado, la localización de las lesiones de dermatitis seborreica más común es el cuero cabelludo, en concreto, regiones parietales y vértice. Es ahí donde se manifiesta en el 80-90% de los casos.
El rostro, por su parte, es también una parte especialmente afectada por la dermatitis seborreica (entre el 65 y el 70% de los casos se localizan en esa zona del cuerpo. En específico, en el borde del cuero cabelludo, las alas de la nariz (pliegues nasolabiales), la glabela (entre las cejas), las cejas, los párpados, la barba y el bigote, así como en el área posauricular.
El 25-30% de los casos se producen en el torso en la parte del esternón. Y aunque es algo poco frecuente, también puede desarrollarse en otras zonas, como los grandes pliegues, los genitales o el canal auditivo externo.
En cuanto a la prevalencia, la media mundial de afectados por dermatitis seborreica es del 3,3% de la población, siendo la incidencia muy variable de una región a otra. Así, en Asia es donde mayor impacto tiene esta dermatosis (con un 3,8% de la población), mientras que América del Norte es el continente con menos casos, con solo un 1,2% de la población. En Europa, por lo general, la media también es baja: 1,8%.
Mención aparte merecen los aspectos clínicos de la dermatitis seborreica en los bebés. Es muy frecuente en los primeros tres meses de vida, apareciendo en 4 de cada 10 niños y principalmente en el cuerpo cabelludo (la "costra láctea"). Pero veces, de igual manera, se asocian daños en los pliegues de los muslos, el cuello y las axilas. Es importante resaltar que no cursa dolor ni picazón, pero sí es antiestético.
Suele desaparecer de forma espontánea en un plazo de entre 4 y 6 meses, por lo que no requiere ningún tratamiento farmacológico excepto en casos de formas extensas. Es suficiente con una limpieza periódica con higiene y un champú suave y adecuado.
Además de los niños, ¿quiénes son los más afectados, teniendo en cuenta que en la edad adulta también es frecuente? Sin duda hay un claro predominio masculino, aunque se pueden determinar tres picos de incidencia. Al nacer (de 0 a 3 meses), durante la adolescencia, y en la edad adulta con un alto crecimiento entre los 40 y 60 años.
Asimismo, se ha registrado una mayor prevalencia en casos de inmunodepresión (SIDA, linfomas, hepatitis C, pacientes con trasplante) o de patologías neurológicas y psiquiátricas (enfermedad de Parkinson, epilepsia, depresión, etc.).
Y si bien no se sabe con seguridad la causa de la aparición de dermatitis seborreica, sí que los estudios han validado la existencia de factores que la favorecen, como el clima frío, el calor o la humedad; el estrés y la fatiga; el uso de cosméticos agresivos o grasosos; y una alimentación con déficit nutricional.
En cualquier caso, no se puede dejar de mencionar el gran impacto negativo que esta dermatosis tiene en la calidad de vida de los pacientes. Principalmente al tratarse de una patología muy visible, que incluso en ocasiones se asocia a un concepto equivocado de falta de higiene. A veces, además, la picazón que produce es intensa. Todo ello origina que sea fuente de angustia emocional, comparable a la asociada al acné.
Pierre Fabre, que lleva años estudiando esta patología, participa activamente en el 51 Congreso Nacional de Dermatología y Venereología de la AEDV, que se celebra en Madrid del 22 al 25 de mayo. El objetivo de la compañía no es otro colaborar y apoyar la formación de los profesionales sanitarios, especialmente los Dermatólogos. Precisamente, para Pierre Fabre, el abordaje holístico de esta especialidad y la necesidad del acompañamiento a los pacientes en todo momento (protección, cuidado de la piel y tratamiento) son fundamentales.
Artículo ofrecido por Laboratorios Pierre Fabre