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El poder del TAC de baja dosis contra el cáncer de pulmón

Por Dr. Pere Trias i Sabrià, facultativo especialista del Servicio de Neumología de la Unidad de Endoscopia Respiratoria en el Hospital Universitario de Bellvitge.

28/05/2024

La detección temprana del cáncer de pulmón es uno de los grandes caballos de batalla de los neumólogos, tanto en España como en otros países del mundo. De los casos que llegan a nuestras manos con síntomas sospechosos apenas un 20% pueden tratarse con perspectivas de éxito al comenzar su ...

La detección temprana del cáncer de pulmón es uno de los grandes caballos de batalla de los neumólogos, tanto en España como en otros países del mundo. De los casos que llegan a nuestras manos con síntomas sospechosos apenas un 20% pueden tratarse con perspectivas de éxito al comenzar su tratamiento en estadios tempranos. Habitualmente es el uso de fórmulas de diagnóstico por imagen lo que nos da la voz de alarma, como una radiografía de tórax en la que se detecta algún hallazgo patológico.

No obstante, es la tomografía computarizada (TC) de tórax la que nos permite hacer un estudio inicial más concreto del pulmón y de otras estructuras torácicas, que junto a la recogida de una muestra histológica nos permite realizar el diagnóstico y la estadificación de la enfermedad.

En función de los resultados y de la localización de la lesión plantearemos la mejor estrategia para guiar y tratar al paciente, en coalición con otros especialistas médicos como oncólogos, médicos, oncólogos radioterapeutas, cirujanos, torácicos, paliativistas, enfermeros, fisioterapeutas, etc.

En este sentido, los programas de cribado para la detección precoz de cáncer pulmonar se perfilan como una herramienta útil para facilitar esta tarea. Una fórmula que implica pruebas de imagen como la tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) en pacientes de riesgo, como son los fumadores o aquellos expuestos a radón. De hecho, existen estudios que han demostrado interesantes beneficios tanto para los individuos como para los sistemas de salud que lo han puesto en marcha.

Un buen ejemplo es el Estudio Nacional de Detección del Cáncer de Pulmón en los Estados Unidos (NLST). A través de este trabajo, que ha tenido en cuenta a unos 50.000 pacientes, se calculó que el cribado a través del uso de la TCBD (y en comparación con la radiografía de tórax) redujo la mortalidad del cáncer de pulmón en un 20%. O también el estudio NELSON, realizado en Países Bajos y Bélgica, que con una muestra de 16.000 individuos reclutados calculó una reducción de la mortalidad del 26% en hombres tras 10 años de seguimiento.

Además de mejorar los resultados individuales para los pacientes, este tipo de programas de cribado pueden generar ahorros para los sistemas de salud. Eso sí, antes de ponerlo en marcha es necesario tener en cuenta una serie de consideraciones, comenzando con una inversión económica inicial elevada para ampliar los recursos, tanto materiales como personales, con los que actualmente contamos. Si no se realizase este esfuerzo nos arriesgaríamos a posibles sobrecargas asistenciales en un sistema que, como todos sabemos, está ya bastante saturado.

Asumir un importante volumen de pacientes, que es lo que conllevaría un programa de cribado, sería extremadamente complejo sin un refuerzo notable, desde las consultas de diagnóstico rápido de neumología, hasta los servicios de radiología, unidades de endoscopia respiratoria, quirófanos, o las propias consultas. Y es que un screening masivo lleva aparejada la aparición de un mayor número de diagnósticos, que esperemos sean en estadíos precoces, con un abordaje más eficiente y beneficioso para la vida de nuestros pacientes.

Por otra parte, en la realización de estas pruebas se podría aprovechar para detectar otras patologías pulmonares relacionadas con el hábito tabáquico, principalmente la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), o las enfermedades pulmonares intersticiales difusas (EPID). No hay que olvidar que los equipos de diagnóstico por imagen, como los que ofrece Fujifilm Healthcare, permiten observar con mayor claridad el estado de la zona torácica de forma global, con los que podemos aportar diagnósticos más precisos y completos.

En este sentido, ya se está realizando un cribado `encubierto´ cuando se solicita una TC para un paciente fumador. Tanto las guías españolas de manejo de la EPOC (GesEPOC) como la Guía Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease (GOLD), de carácter internacional, recomiendan la realización de una TC torácica en los pacientes con esta enfermedad. ¿Por qué no aprovechar esta misma prueba para buscar posibles lesiones tumorales?

Debemos marcar bien la estrategia a seguir, pero también tener una actitud proactiva para obtener mayores beneficios clínicos.

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