Se calcula que 1.300 millones de personas consumen tabaco en todo el mundo, con cerca de 8 millones de fallecimientos anuales por esta causa, más de 7 millones de fumadores activos y más de 1 millón de fumadores pasivos. Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra este ...
Se calcula que 1.300 millones de personas consumen tabaco en todo el mundo, con cerca de 8 millones de fallecimientos anuales por esta causa, más de 7 millones de fumadores activos y más de 1 millón de fumadores pasivos. Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra este viernes, bajo el lema, "Proteger a los niños de la interferencia de la industria tabacalera", el Banco Mundial se ha sumado al conjunto de campañas organizadas frente a este problema de salud pública, destacando la urgente necesidad de evitar que las generaciones futuras caigan víctimas del impacto nocivo del consumo de tabaco.
No en vano, 37 millones de jóvenes de entre 13 y 15 años consumen tabaco, en el mundo, con el agravante de que los niños empiezan a consumir cigarrillos electrónicos a un ritmo superior al de los adultos. Por tanto, según el Banco Mundial, "proteger a los jóvenes es esencial no solo para su salud, sino también para el desarrollo sostenible, el progreso económico global y el desarrollo del capital humano".
Según se argumenta desde dicho organismo, "Los jóvenes libres de tabaco tienden a tener mejores resultados académicos, lo cual se traduce en una fuerza laboral más capacitada en el futuro, fomentando así la innovación, el crecimiento económico y el progreso social, evitando, además, las cargas de enfermedades relacionadas con el tabaco".
Estrategias propuestas
Desde el Banco Mundial se considera que una de las estrategias más efectivas para reducir el consumo de tabaco entre los jóvenes es la implementación de impuestos más altos sobre los productos de tabaco. "La investigación ha demostrado que los jóvenes son más sensibles a los precios que los adultos, lo que significa que el aumento de precios puede reducir significativamente su probabilidad de comprar estos productos". Sin embargo, a su juicio, "a pesar de su eficacia, los impuestos al tabaco son una política infrautilizada"
Además de los impuestos, las políticas regulatorias juegan un papel importante, desde el punto de vista del citado organismo. "Prohibiciones integrales de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco, junto con leyes de empaquetado genérico, pueden disminuir la aceptación social del consumo de tabaco. Al crear entornos donde el tabaco sea menos visible y glamoroso, se puede disuadir a los jóvenes de comenzar a fumar".
Al respecto, el Banco Mundial sugiere que "los líderes deben adoptar estrategias audaces y decisivas" para incrementar los impuestos al tabaco. Propone, en este sentido, implementar aumentos sustanciales en las tasas impositivas inicialmente, y continuarlos con incrementos recurrentes, puede reducir la asequibilidad del tabaco, frenando así su consumo.
Asimismo, considera que "la comunicación eficaz es crucial para manejar las expectativas públicas y simplificar las tasas impositivas, basándolas en la cantidad, lo cual puede evitar que los consumidores cambien a marcas más baratas".