Los inhibidores de la bomba de protones regulan la inmunidad frente al cáncer
Un estudio in vivo revela que este grupo de fármacos potencia la actividad de los agentes anti-PD-L1 en diversos tipos de tumores.
Científicos de múltiples centros chinos han descubierto que el uso de inhibidores de la bomba de protones estimula la expresión de PD-L1 en el esófago de pacientes con esofagitis por reflujo o cáncer en este órgano. En este último grupo estos fármacos se asociaron, además, a una disminución de la ...
Científicos de múltiples centros chinos han descubierto que el uso de inhibidores de la bomba de protones estimula la expresión de PD-L1 en el esófago de pacientes con esofagitis por reflujo o cáncer en este órgano. En este último grupo estos fármacos se asociaron, además, a una disminución de la infiltración del tumor por linfocitos T citotóxicos.
Con el objetivo de identificar potenciales interacciones entre estos fármacos y los agentes anti-PD-L1 actualmente en uso en la inmunoterapia del cáncer, los investigadores realizaron experimentos en animales portadores de diferentes tipos de tumores, en los que la terapia de combinación con omeprazol o esomeprazol y un anti-PD-L1 exhibió un efecto antitumoral mayor que el de este último agente en monoterapia, reduciendo incluso la incidencia de metástasis pulmonares. En análisis previos los científicos habían demostrado que la incubación con concentraciones clínicamente relevantes de omeprazol, esomeprazol o lansoprazol promueve la translocación de PD-L1 a la membrana de las células cancerosas.
Xiaohong Du, investigador de la Academia China de Ciencias Médicas y codirector del estudio, afirma que este efecto tiene lugar sin afectar la transcripción del gen PD-L1 ni la producción de la correspondiente proteína, siendo mediado por la fosforilación de la quinasa GSK3-beta. Así se demostró en experimentos en los que la adición de un inhibidor específico de esta quinasa abolió totalmente el incremento de PD-L1 membranal inducido por el omeprazol. Du concluye señalando que este estudio es el primero en demostrar que los inhibidores de la bomba de protones modulan los niveles membranales de los puntos de control inmunológico, con las consiguientes implicaciones clínicas.
