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Asocian inactividad infantil con daño hepático en la edad adulta 

Los niños que se mantienen sentados durante más de seis horas al día tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir la enfermedad del hígado graso grave y cirrosis hepática en la edad adulta temprana. De ahí que, según sugieren investigadores finlandeses, realizar actividad física ligera durante al menos tres horas al día puede revertir el posible riesgo.

03/06/2024

La enfermedad del hígado graso se caracteriza por la acumulación dañina de grasa en el hígado. Cuando la afección no está asociada al consumo de alcohol sino relacionada con al menos uno de los cinco componentes del síndrome metabólico, se identifica como enfermedad del hígado esteatótico (graso) asociado al metabolismo ...

La enfermedad del hígado graso se caracteriza por la acumulación dañina de grasa en el hígado. Cuando la afección no está asociada al consumo de alcohol sino relacionada con al menos uno de los cinco componentes del síndrome metabólico, se identifica como enfermedad del hígado esteatótico (graso) asociado al metabolismo (MASLD).

En este contexto, un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana Endocrina que se celebra estos días en Boston (EEUU) y que se publicará en ´Nature´s npj Gut and Liver´, hace hincapié en el riesgo del sedentarismo infantil y su posible asociación a dicha patología. Y es que, según se apunta, los niños que se mantienen sentados durante más de seis horas al día tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir la enfermedad del hígado graso grave y cirrosis hepática en la edad adulta temprana.

"Descubrimos que esta relación entre el sedentarismo y el daño hepático es probablemente causal", afirmó el investigador principal, el prof. Andrew Agbaje, de la Universidad del Este de Finlandia en Kuopio (Finlandia). "La enfermedad avanzada del hígado graso y la cirrosis hepática, que es una cicatrización y endurecimiento severo del hígado, podrían aumentar el riesgo de cáncer de hígado en el futuro o requerir un trasplante de hígado", agregó.

Antídoto: actividad física ligera

Para este estudio, el prof. Agbaje analizó datos de un estudio a largo plazo de una gran cohorte de nacimientos del Reino Unido, llamado Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (ALSPAC) o "Niños de los años 90". En este estudio se incluyeron 2.684 niños a quienes se les midieron repetidamente sus movimientos con un acelerómetro colocado en la cintura entre las edades de 11 a 24 años. A los 17 y 24 años, los participantes del estudio se sometieron a una ecografía del hígado para evaluar la presencia de hígado graso y evidencia de cicatrices en el hígado. También se les realizaron análisis de sangre para medir sus niveles de enzimas hepáticas en esos dos momentos.

En promedio, los niños del estudio pasaban 6 horas al día sentados o siendo sedentarios, pero este tiempo aumentó a 9 horas diarias en la edad adulta temprana, encontró el investigador. En la infancia, se dedicaban 6 horas al día a actividad física de intensidad ligera, lo que neutralizaba el efecto nocivo de 6 horas al día de actividad sedentaria.

Por cada media hora de comportamiento sedentario superior a 6 horas al día, los niños tenían un 15% más de probabilidades de desarrollar enfermedad del hígado graso antes de los 25 años. Cualquier aumento del tiempo sedentario por encima de 6 horas al día resultó en una disminución correspondiente en el tiempo dedicado a actividad física de intensidad ligera, por lo tanto, 3 horas menos diarias en la edad adulta joven. Sin embargo, cada media hora adicional de actividad física ligera más allá de las 3 horas diarias disminuyó las probabilidades de enfermedad del hígado graso grave en un 33%.

"Creemos que esta alteración en el tiempo sedentario versus el tiempo de actividad física de intensidad ligera prepara el escenario para el inicio y la progresión de la enfermedad", indicó el prof. Agbaje. 

La prevalencia de MASLD fue de 1 de cada 40 participantes (2,5 por ciento) a los 17 años y de uno de cada cinco participantes (20 por ciento) a los 24 años. A los autores, les sosprendió el hallazgo  porque el riesgo de MASLD se multiplicó por ocho en sólo siete años. La prevalencia de la enfermedad generalmente no ocurre hasta mediados de los 40 años.

La mitad de los jóvenes de 24 años con MASLD tenían una enfermedad grave o una cantidad significativamente alta de exceso de grasa en el hígado. Uno de cada 40 adultos jóvenes ya tenía signos de cicatrización hepática, y tres de cada 1.000 adultos jóvenes cumplían los criterios de diagnóstico de cirrosis hepática, informó Agbaje.

Sin embargo, descubrió que realizar actividad física ligera durante al menos 3 horas al día revertía este daño hepático prematuro. Cada minuto acumulado de actividad física de moderada a vigorosa en un día se asoció con una probabilidad ligeramente menor de MASLD grave a los 24 años, pero no se asoció con una menor probabilidad de cirrosis hepática.

El antídoto más eficaz contra los efectos devastadores del sedentarismo infantil, a juicio del experto Agbaje, consiste en la actividad física de intensidad ligera que incluye juegos al aire libre, jugar en el patio de recreo, pasear al perro, realizar tareas del hogar o caminar y andar en bicicleta.

 

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