Científicos de diversos centros australianos han diseñado un protocolo para optimizar la generación de células natural killer portadoras de receptores quiméricos (CAR-NK), partiendo de células de sangre periférica de donantes. Para ello los investigadores han utilizado un nuevo vector lentiviral que facilita la introducción de los genes CAR en el ...
Científicos de diversos centros australianos han diseñado un protocolo para optimizar la generación de células natural killer portadoras de receptores quiméricos (CAR-NK), partiendo de células de sangre periférica de donantes. Para ello los investigadores han utilizado un nuevo vector lentiviral que facilita la introducción de los genes CAR en el interior de la célula, proceso al que las células NK primarias son de otro modo resistentes.
Nicholas Huntington, científico de la biotecnológica oNKo-Innate y director del estudio, afirma que la tasa media de transducción con este nuevo método es del 45%, sin que ésta se vea significativamente afectada por la criopreservación o por las características del donante. En los correspondientes ensayos in vitro se demostró que las CAR-NK dirigidas al antígeno CD19 se expanden hasta 100.000 veces durante un periodo de 21 días en cultivo, sin afectación adversa de los genes propios ni degranulación espontánea. Huntington prosigue indicando que estas células mantuvieron la citotoxicidad circunscrita a su diana durante al menos 6 rondas de activación, tras las cuales las células mostraron, finalmente, signos de agotamiento inmunológico.
Notablemente, la producción de interleucina-6 en todas las condiciones examinadas fue mínima, lo que potencialmente reduce el riesgo de síndrome de liberación de citoquinas, toxicidad asociada a las terapias CAR-T. Huntington señala que este efecto adverso presenta una incidencia de hasta el 93%, causando encefalopatía, afasia o convulsiones en una proporción de los pacientes. Adicionalmente, el uso de células NK primarias elimina las limitaciones propias de otros tipos de NK previamente usadas, tales como las NK92, que deben ser irradiadas antes de la infusión, o las derivadas de células madre pluripotentes inducidas, que presentan una baja persistencia in vivo.