La alopecia areata (AA) es identificada como una enfermedad autoinmunitaria que provoca la pérdida de cabello cuando las células T del sistema inmunológico atacan erróneamente los folículos pilosos. Con el fin de poder restaurar el control sobre las células inmunes hiperactivas, investigadores del Brigham and Women´s Hospital (EEUU) parten de un enfoque ...
La alopecia areata (AA) es identificada como una enfermedad autoinmunitaria que provoca la pérdida de cabello cuando las células T del sistema inmunológico atacan erróneamente los folículos pilosos.
Con el fin de poder restaurar el control sobre las células inmunes hiperactivas, investigadores del Brigham and Women´s Hospital (EEUU) parten de un enfoque innovador para administrar reguladores de células T directamente a las zonas de pérdida de cabello y detener la actividad autoinmune.
La nueva técnica, que se detalla en la revista ´Advanced Materials´, se basa en la administración de reguladores de células T directamente en las zonas afectadas mediante un parche de microagujas que logra frenar la actividad autoinmunitaria y promueve el crecimiento del cabello.
En situaciones como la producida por la alopecia areata, según expusieron los investigadores, las células especializadas conocidas como células T reguladoras (T regs ) no logran proteger los folículos pilosos. Los inmunosupresores actuales utilizados en AA se dirigen tanto a las células T como a las T reg , sin abordar el problema central y aumentando el riesgo de recurrencia de la enfermedad una vez que se detiene el tratamiento. Además, la inmunoterapia sistémica suprime todo el sistema inmunológico, dejando a los pacientes vulnerables a infecciones y tumores malignos.
El enfoque probado en este estudio representa un cambio significativo respecto a las estrategias terapéuticas actuales. En lugar de suprimir globalmente el sistema inmunológico, los investigadores se propusieron restaurar la actividad inmunitaria bien controlada localmente, aumentando los niveles de T regs en las áreas de pérdida de cabello. Este enfoque se logró con un parche de microagujas, capaz de administrar los medicamentos a través de la capa externa de la piel de manera más eficaz que las cremas tópicas y sin estimular los receptores del dolor, que se encuentran en capas más profundas de la piel.
Abordaje de desafíos
"Nuestra estrategia aborda dos desafíos importantes en el tratamiento de enfermedades autoinmunes de la piel", explicó la coautora Natalie Artzi, de la División de Ingeniería en Medicina de Brigham en el Departamento de Medicina . "Nuestros parches permiten la administración local de productos biológicos, que, en lugar de suprimir el sistema inmunológico, promueve las células T reguladoras en la piel, lo cual permite restaurar el equilibrio inmunológico y resolver el ataque de las células T a los folículos pilosos. De esta forma, se obtiene una posible solución a largo plazo sin comprometer la capacidad del sistema inmunológico para defenderse contra infecciones y tumores malignos".
Los investigadores observaron mediante secuenciación de ARN que en los tejidos de AA había cambios en la vía de señalización STAT-5/Interleucina-2 (IL-2). La IL-2 promueve la proliferación de T regs, y el CCL22 que atrae y expande la presencia de T regs en un área específica, como ya había quedado demostrado, fueron cargados en el parche de microagujas. Estos parches se aplicaron en modelos murinos de AA diez veces durante tres semanas, con más de ocho semanas de observación. El crecimiento del cabello se observó a partir de tres semanas después del inicio del tratamiento.
Asimismo, se pudo comprobar una buena estabilidad durante su vida útil del parche de microagujas, lo que, según los autores, mejora las perspectivas de su traducción clínica.
Si bien la terapia no está lista para uso clínico, los investigadores continúan desarrollándola y probándola. Además, están explorando la posibilidad de aplicar su enfoque a otras enfermedades de la piel inmunomediadas, como el vitíligo y la psoriasis. "El uso de este parche ofrece una vía prometedora para la administración dirigida y localizada de tratamientos terapéuticos sobre la piel", indicó la prof. Artzi. "Su capacidad para administrar con precisión los medicamentos directamente en el área afectada de la piel permite una modulación más efectiva de la respuesta inmunitaria, minimizando los efectos secundarios sistémicos", concluyó.