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Un estudio asegura que los padres también contribuyen a la microbiota intestinal del bebé  

El estudio liderado por investigadores de la UPF revela que los padres juegan un papel crucial en la colonización microbiana del intestino de los recién nacidos. Además, también confirma que la FMT puede corregir las alteraciones que se producen.  

12/06/2024

La contribución de la madre a la composición de la microbiota del recién nacido está bien documentada. Ahora, un nuevo trabajo publicado hoy en Cell Host & Microbe muestra la importante contribución de los padres a la composición de los microorganismos que colonizan el intestino de un bebé. Además, el ...

La contribución de la madre a la composición de la microbiota del recién nacido está bien documentada. Ahora, un nuevo trabajo publicado hoy en Cell Host & Microbe muestra la importante contribución de los padres a la composición de los microorganismos que colonizan el intestino de un bebé. Además, el estudio confirma que la transferencia de microbiota fecal materna (FMT, por sus siglas en inglés) en bebés nacidos por cesárea puede ayudar a corregir las alteraciones de la microbiota, habituales en los recién nacidos que no nacen por vía vaginal.

Los fetos tienen tractos gastrointestinales estériles, y los cuerpos de los bebés se colonizan durante y poco después del nacimiento. Aproximadamente, la mitad de las cepas presentes en el organismo de los bebés proceden del intestino materno. Esto llevó a los investigadores a plantear la hipótesis de que otras personas en estrecho contacto con el bebé podrían contribuir al resto, proporcionando una fuente estable de cepas microbianas asociadas a la buena salud.

"Este estudio aporta datos significativos sobre cómo se coloniza un recién nacido", afirma Willem M. de Vos, autor principal y coautor del estudio, de la Universidad de Wageningen y la Universidad de Helsinki. "El papel del padre puede ser pequeño, pero no hay que desestimarlo. Es probable que lo mismo ocurra con otras personas que tienen un contacto estrecho con el recién nacido".

"Estamos muy contentos de haber encontrado esta conexión", añade el coautor Nicola Segata, de la Universidad de Trento. "Esto pone de relieve la importancia de estudiar también otras contribuciones microbianas, como las de los hermanos y los compañeros de guardería". El grupo de Segata aportó el análisis computacional, mientras que el grupo de de Vos diseñó el estudio.

"El año pasado demostramos que existe una amplia transmisión del microbioma entre adultos en estrecho contacto social. Nos entusiasma tener ahora la confirmación de que esto también ocurre en los recién nacidos: reciben su primera microbiota de sus madres, pero otros individuos cercanos (como los padres) complementan su contribución. Esto es especialmente importante para los bebés nacidos por cesárea", añade Mireia Vallès - Colomer, investigadora de la Universidad Pompeu Fabra y coprimera autora del estudio. 

La interacción pare-hijo, esencial para completar el microbioma del neonato
Inspirado por su propia experiencia como padre, de Vos lleva muchos años estudiando la microbiota de los bebés y cómo se coloniza su tracto gastrointestinal tras el nacimiento. En octubre de 2020, él y sus colegas publicaron en Cell un estudio de prueba de concepto que confirmaba que exponer a los recién nacidos por cesárea a la microbiota de su madre justo después del parto era seguro y eficaz para dar a los bebés una composición microbiana más parecida a la de los bebés nacidos por vía vaginal. Los bebés recibieron una pequeña cantidad de la microbiota fecal de sus madres poco después de nacer.

Este nuevo trabajo ofrece datos de seguimiento de ese estudio, así como nuevas investigaciones sobre la contribución de los padres a la composición microbiana de los bebés. Los autores afirman que, dado que los partos por cesárea representan actualmente una cuarta parte de los nacimientos en todo el mundo, debería prestarse más atención a la creación de un equilibrio saludable de la microbiota intestinal en estos bebés.

Los investigadores realizaron análisis metagenómicos de muestras fecales de recién nacidos y de sus padres. Buscaron la presencia de una amplia gama de cepas bacterianas a lo largo del tiempo. En el caso de los bebés que formaron parte del estudio anterior, confirmaron mediante análisis de seguimiento de hasta un año que el TFM materno reducía significativamente los niveles de cepas bacterianas potencialmente patógenas hasta un año después.

En el estudio más reciente, se compararon los microbiomas fecales de bebés (21 nacidos por cesárea y 52 por vía vaginal) de los que se tomaron muestras longitudinales durante un año con los de sus madres y padres. Descubrieron que muchas de las cepas encontradas en los bebés de 3 semanas, 3 meses y 12 meses procedían del padre, no de la madre. Entre ellas se identificó Bifidobacterium longum que se sabe que utiliza los oligosacáridos de la leche materna, aunque puede proceder del padre y no de la madre.

"Saber que el padre contribuye sustancialmente al microbioma en desarrollo del bebé subraya el importante papel de las interacciones físicas y sociales entre el recién nacido y su padre, así como con otros miembros de la familia", afirma Segata. "Esperamos que este estudio ayude a concienciar sobre esas importantes contribuciones".

Los resultados de este estudio son fruto de la colaboración internacional de investigadores de la Universidad de Wageningen Helsinki y Trento, que han dirigido el estudio, con la Universidad Pompeu Fabra, el Hospital Universitario de Helsinki, el Instituto Finlandés de Salud y Bienestar y el Instituto Europeo de Oncología IRCCS.

 

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