En los últimos años, hay un aumento de los trastornos alimentarios, propiciados por las redes sociales. Así lo comentó, en el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, Isabel Paúles, responsable del Grupo de trabajo `Estilos de vida y determinantes de salud´ de la Sociedad Española de Médicos ...
En los últimos años, hay un aumento de los trastornos alimentarios, propiciados por las redes sociales. Así lo comentó, en el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, Isabel Paúles, responsable del Grupo de trabajo `Estilos de vida y determinantes de salud´ de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). En las redes sociales se difunden cuerpos esbeltos y delgadez. Los signos de alama son problemas de tendencia a falta de energía, un reconocimiento de falta de ingesta porque dicen que no tienen hambre, falta de mirada cuando se les pregunta en consulta, entre otros.
Julia Ruiz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Pública de la SEMG, comentó que es que muy importante que se realicen tratamientos personalizados donde se tengan en cuenta los contextos sociales. Estas enfermedades son "un continuo". Los profesionales de la Atención Primaria tienen una labor importante en la prevención. Hay problemas depresivos, miedo a no ser aceptados y perdida de confianza. Son pacientes vulnerables frente a patrones de belleza que imperan en la actualidad. El diagnóstico ha sido muy dispar a lo largo del tiempo. No hay datos exactos de la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria. Hay estudios que apuntan que, en Estados Unidos, alguien muere cada 52 minutos por trastornos alimentarios. "El diagnóstico temprano es un reto", afirmó. Se suele tardar entre uno y cuatro años para llegar al diagnóstico. Hay que crear lazos de confianza. En la bulimia nerviosa, está el número de las conductas compensatorias, por ingesta elevada de alimentación. Es lo que indica el grado de gravedad de la enfermedad. Algo que se utiliza el patrón de atracones.
Están apareciendo los trastornos de atracón, con acusado sentimiento de malestar psicológico. Se asocia a la nocturnidad, porque produce vergüenza por la cantidad de comida que se toma, y a la sensación de no tener hambre. Asco, depresión y culpa son algunos de los síntomas.
Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la SEMG, dijo que se ha visto desde Atención Primaria cómo se están incrementando los casos, sobre todo en adolescentes. Se está poniendo más el punto de mira de una serie de conductas. La anorexia ha subido de un 0,1 a un 2%. El trastorno por atracón ha pasado de un 0,52% a casi un 4%. Las mujeres de 12 a 36 años son las más afectadas, aunque está subiendo en los varones. El 70% de los jóvenes no tiene una imagen corporal satisfactoria. Hay niños que restringen la ingesta de algunos alimentos, conllevando un déficit de ellos.
Lo más importante es que la población esté sensibilizada ante los signos de alarma. Se ha comprobado que se están haciendo dietas alternativas, según Blay. No incitan a comer más, pero sí diferentes o a evitar alimentos que son necesarios. Paúles recordó que las personas influyentes en redes sociales promocionan un ejercicio físico muy intenso, sin tener en cuenta las condiciones particulares de cada persona. Es prioritario que los profesionales sanitarios ayuden a regular un marco normativo de las redes sociales en relación a trastornos de conducta alimentaria.
Sobre el ayuno intermitente, hay que tener en cuenta que tiene una respuesta psicológica. Ruiz expuso que estamos en una sociedad de la inmediatez y buscamos resultados inmediatos. El ayuno intermitente los tiene, pero su mantenimiento hará lo contrario. Hace que el metabolismo se ralentice y que haya que cambiar los hábitos alimentarios. Con poquito que se coma, se va a engordar. La inmediatez es lo que hace buscar alternativas para bajar de peso de forma rápida.
Los pacientes suelen llegar a consulta con los problemas ya desde largo plazo, y acuden con familiares y tutores que observan el problema, pero que el paciente no tiene la conciencia de la enfermedad. Es difícil tratarlos porque suelen negarlo. El reconocimiento del problema es clave.
"La formación [para abordar estos trastornos] la tenemos en Atención Primaria", consideró Blay. Paúles apostilló que se cita una primera consulta y después se hacen visitas de seguimiento. El tiempo a destinar de consulta depende de cómo está el paciente. Ruiz puntualizó que esta situación afecta sobre todo a ciudadanos más vulnerables, que son adolescentes que no tienen percepción del trastorno. Son los más cercanos, amigos y familiares, los que dan la voz de alarma, pero muchas veces cuando los trastornos ya están cronificados.
Otro tema que se trató en rueda de prensa en el 30º Congreso Nacional de Medicina General y de Familia fue el de la dieta mediterránea ante la subida de precios de alimentos. Fernando López Segura, especialista en Medicina Interna y uno de los investigadores principales del estudio CordioPrev, contó que llevan estudiando 35 años la dieta mediterránea y el aceite de oliva virgen. Hasta hace diez años, estudiaban individualmente los factores de riesgo cardiovascular y la dieta mediterránea y el aceite de oliva virgen en particular los mejoran. Tiene un potente efecto antioxidante, baja el colesterol. La medicina de hoy se basa en la evidencia y se consigue a través de los ensayos clínicos. Hasta hace diez años, no se publicó el primer gran ensayo clínico. Se siguió durante cinco años a 7.500 personas con factores de riesgo, pero que no habían tenido infarto. La mitad estuvieron con dieta baja en grasas. En el estudio vieron que la dieta mediterránea con aceite de oliva disminuía en un 30% la posibilidad de enfermedad o morir, frente a una dieta baja en grasas. Esto fue revolucionario. Quedaba un segundo paso que es la prevención secundaria, cuando ya ha habido infarto. Para CordioPrev, siguieron a 1.002 pacientes que habían tenido un infarto. La mitad llevó a cabo dieta mediterránea y AOVE y la otra mitad dieta baja en grasas. Los que siguieron la dieta mediterránea reinfartaron o murieron un 27% menos (en el caso de los varones, que es el grupo más importante, esta cifra llegó hasta el 32%) frente a los que consumieron la dieta baja en grasas.A nivel mundial, las sociedades médicas empiezan a admitir que todos los pacientes de riesgo de una cardiopatía deben consumir aceite de oliva virgen. La ventaja además es que el aceite de oliva no tiene efectos secundarios.
Blay incidió en la importancia de consumir aceite de oliva, "es consumir salud". Si no se consume aceite de oliva, el patrón de la dieta mediterráneo ya no es lo mismo. La cantidad de aceite que hay que consumir son entre tres y cuatro cucharadas soperas al día. Es aproximadamente un litro al mes. Hay que hacer ver a los pacientes que cualquier otro medicamento o producto puede llegar a salir más caro. Advirtió de que el patrón de la dieta mediterránea se está perdiendo, principalmente en las personas jóvenes, porque van a las comidas rápidas y sufren ciertos trastornos alimentarios. La dieta mediterránea es prevención cardiovascular. A nivel global, sólo un 30% de la población sigue la dieta mediterránea: pescado, vegetales y aceite de oliva.
López Segura, en el tema del precio del aceite de oliva, afirmó que sólo supone el 3% de la grasa líquida que se consume en el mundo. "Hay una guerra de las grasas en las que nosotros no íbamos ganando hasta hace diez años", contó. El aceite de palma es realmente grasa saturada, que se produce del reino vegetal, y está creciendo su consumo. Es muy barato, está rico, pero "tremendamente perjudicial para la especie humana". Señaló que estamos en una campaña para transmitir que el aceite de oliva está caro, "pero ocho euros al mes no es caro", para los efectos positivos que conlleva.
Ahora mismo, se han perdido un 30-40% de consumidores de aceite de oliva por el concepto de que está caro. "No se trata de inundarse de aceite de oliva", declaró. Hay mucha gente que se ha pasado al aceite de girasol, y hay que recuperar el nicho de consumo, bajando el precio y ahondando en los beneficios para la salud.