El 64 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) profundizó este jueves, en un simposio de área clínica, en el campo de la cardiogeriatría. Lo moderó María Teresa Vidán Astiz, geriatra del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid). Juan José Gómez Doblas, cardiólogo del Hospital Clínico Universitario Virgen de ...
El 64 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) profundizó este jueves, en un simposio de área clínica, en el campo de la cardiogeriatría. Lo moderó María Teresa Vidán Astiz, geriatra del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid).
Juan José Gómez Doblas, cardiólogo del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria (Málaga), habló de la prevención cardiovascular en pacientes de ochenta y más años. "A veces vemos a los pacientes por la edad, pero no por el contexto familiar y social", avisó. Hay que ver al paciente como un continuo. "Todos vamos a estar enfermos, porque somos perecederos", dijo. Si se quiere llegar a una madurez, vejez o muerte saludable hay que prevenir en la salud cardiovascular incluso antes de que haya factores de riesgo. Para ello, se da una "continua toma de decisiones", que no puede ser en relación con lo que dicen las guías. La toma de decisiones no puede ser en ningún caso igual en un paciente que en otro. Se tiende a ser demasiado protectores con las personas mayores, que tienen derecho a adoptar las decisiones según sus preferencias. Hay que evaluar el riesgo cardiovascular tanto de la mortalidad como de los riesgos no mortales a diez años vista.
Los de más de 80 años son pacientes de muy alto riesgo. Y eso que las guías han cambiado el umbral de riesgo. El muy alto riesgo cardiovascular está en un 15% en mayores de 70 años. Expuso que el gradiente en la relación entre los factores de riesgo clásicos, como los lípidos y la presión arterial y el riesgo de ECV se atenúa con la edad. En ese sentido, "la supervivencia libre de ECV se disocia de otras supervivencias progresivamente con el aumento de la edad, porque el riesgo de muerte de causa no cardiovascular aumenta (riesgo competitivo)". Insistió en que la toma de decisiones ha de tener un enfoque individual. Lo que hace falta es un médico que se siente con el paciente y lo evalúe de forma global. Se recomienda muchas veces que un paciente frágil participe en un programa de rehabilitación cardiaca, lo que reduce la mortalidad. El problema es que, por lo general, se excluye a los pacientes mayores de estos programas. Hizo autocrítica: "Se suele priorizar a los pacientes más jóvenes". A su juicio, hay que hacer una reflexión de cómo mejorar su accesibilidad a ellos. Las líneas maestras en la prevención en el paciente anciano engloban objetivos menos estrictos, evitar efectos secundarios, soporte social familiar y ejercicio y nutrición.
Andrea Ungar, geriatra, de la Universidad de Florencia (Italia), se refirió a la evaluación geriátrica antes y después del reemplazo de la válvula aórtica por catéter (TAVR). Héctor Bueno Zamora, cardiólogo, CNIC y Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid) recordó que hay mayor mortalidad por enfermedades del aparato circulatorio en mujeres que en hombres cuando hizo su exposición sobre impacto de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres mayores. Mueren casi 8.000 mujeres más que hombres por enfermedad cardiovascular al año, que es "la mayor amenaza" para las mujeres. Las mujeres son mas pequeñas que los hombres, pero las mujeres no son hombres pequeños. Es una de las causas de los errores sistemáticos que ha habido en el manejo de la salud de las mujeres. Tienen una composición corporal menor. El metabolismo hepático y renal son distintos. El riesgo cardiovascular menor en las mujeres es cierto en los años jóvenes de la vida. Hay factores de riesgo específicos de las mujeres, muchos relacionados con los riesgos del embarazo, como la preclamsia, y otros específicos ginecológicos. El tratamiento del cáncer de mama tiene posibilidad de producir cardiotoxicidad a largo plazo. "Las mujeres padecen más estrés, tienen más ansiedad, más depresión, y más grave, que los varones. La depresión es un factor de riesgo cardiovascular", avisó. Todos estos aspectos no se suelen contemplan en la atención rutinaria de las mujeres. Se preguntó cuántos fármacos tienen dosis diferentes para hombres que para mujeres. La farmacología comúnmente ha creado dosis para los hombres, por lo que las mujeres son más propensas a sufrir efectos adversos. Las mujeres viven más, pero viven peor. Las mujeres se han diagnosticado y tratado menos de enfermedades coronarias.