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Investigan el vínculo entre bacterias del intestino, alimentación compulsiva y obesidad 

Comprender la interacción entre las alteraciones del comportamiento y las bacterias del intestino constituye un paso adelante para futuros tratamientos de la adicción a la comida y los trastornos alimentarios relacionados, según se desprende de un estudio presentado en el Foro 2024 de la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencia, celebrado en Viena.

28/06/2024

La alimentación compulsiva y la adicción a la comida son un problema creciente en todo el mundo. Hay muchos factores que contribuyen a ello, en particular el entorno en el que vive la gente y la disponibilidad de determinados tipos de alimentos. En este terreno, el Foro 2024 de la Federación ...

La alimentación compulsiva y la adicción a la comida son un problema creciente en todo el mundo. Hay muchos factores que contribuyen a ello, en particular el entorno en el que vive la gente y la disponibilidad de determinados tipos de alimentos.

En este terreno, el Foro 2024 de la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencia (FENS) que se celebra estos días en Viena (Austria) ha acogido la presentación de un estudio realizada por un equipo de investigación internacional en el que se identifican bacterias específicas en el intestino asociadas con el desarrollo de una adicción a la comida, y que puede conducir a la obesidad.

"Existen diversos factores que contribuyen a la adicción a la comida, que se caracteriza por la pérdida de control sobre la ingesta de alimentos y contribuye a la obesidad, otros trastornos alimentarios y alteraciones en la composición de las bacterias del intestino. Hasta ahora, los mecanismos que subyacen a este trastorno del comportamiento eran en gran medida desconocidos", explicó, al respecto, la prof. Elena Martín-García, del Laboratorio de Neurofarmacología-NeuroPhar del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona.

En concreto, los investigadores encontraron un aumento de las bacterias pertenecientes a un grupo llamado filo Proteobacteria y una disminución de las bacterias pertenecientes al filo Actinobacteria en los ratones adictos a la comida. Estos ratones también mostraron una disminución en la cantidad de otro tipo de bacteria llamada Blautia del filo Bacillota.

Bacterias y cerebro

Las características de la microbiota intestinal tanto en ratones como en humanos sugieren posibles efectos no beneficiosos de las bacterias pertenecientes al filo Proteobacteria y posibles efectos protectores del aumento de la abundancia de Actinobacterial y Bacillota contra el desarrollo de la adicción a la comida

Los investigadores utilizaron el YFAS 2.0 (Escala de Adicción a la Comida de Yale) para clasificar a 88 pacientes en adictos o no adictos a la comida. De manera similar a los hallazgos en ratones, se observaron disminuciones en el filo Actinobacteria y Blautia en aquellos adictos a la comida y aumentos en el filo Proteobacteria. Análisis adicionales mostraron cómo los hallazgos en humanos se correlacionaban con los de ratones. 

Los hallazgos demuestran cómo las bacterias del intestino influyen en la función cerebral y viceversa. "Hemos demostrado por primera vez una interacción directa entre la composición intestinal y la expresión génica cerebral, revelando el origen complejo y multifactorial de este importante trastorno del comportamiento relacionado con la obesidad. Comprender la interacción entre las alteraciones del comportamiento y las bacterias del intestino constituye un paso adelante para futuros tratamientos de la adicción a la comida y los trastornos alimentarios relacionados".  , tal como señala la prof. Martín-García.  

"La investigación muestra cómo los diferentes tipos de bacterias del intestino tienen un impacto en la función cerebral y viceversa en humanos y ratones. Este conocimiento abre el camino al desarrollo de nuevos tratamientos potenciales para los trastornos alimentarios, y esperamos ver más investigaciones en esta área", concluyó el presidente del comité de comunicación de la FENS, prof. Richard Roche.

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