Un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature Medicine ha identificado el primer biomarcador que permite detectar la neuropatología subyacente en la demencia frontotemporal (DFT) y diferenciar las dos proteínas que se acumulan en el cerebro en esta enfermedad neurodegenerativa. Investigadores del grupo de Neurobiología de las Demencias y ...
Un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Nature Medicine ha identificado el primer biomarcador que permite detectar la neuropatología subyacente en la demencia frontotemporal (DFT) y diferenciar las dos proteínas que se acumulan en el cerebro en esta enfermedad neurodegenerativa. Investigadores del grupo de Neurobiología de las Demencias y la Unidad de Memoria del Instituto de Investigación de Sant Pau (IR Sant Pau), que lidera el Dr. Juan Fortea, han jugado un papel clave en esta investigación, que abre nuevas vías para el diagnóstico diferencial respecto a otras patologías neurodegenerativas, como por ejemplo la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la parálisis supranuclear progresiva (PSP), lo que supone un paso adelante en la clasificación de los pacientes, en el diseño de ensayos clínicos más específicos y, por tanto, en el desarrollo de futuras terapias.
"La demencia frontotemporal es una enfermedad muy compleja y muy heterogénea desde el punto de vista clínico, genético y neuropatológico, es decir, de las alteraciones que se producen en el cerebro", explica el Dr. Oriol Dols-Icardo, investigador del grupo de Neurobiología de las Demencias y la Unidad de Memoria en el IR Sant Pau. "En la demencia frontotemporal estas alteraciones están causadas por la acumulación de dos tipos de proteínas: la tau y la TDP-43. Disponer de biomarcadores no invasivos era una necesidad urgente, porque hasta ahora sólo `post mortem´ podíamos saber cuál de las dos proteínas se estaba acumulando en el cerebro. Ahora, con este primer biomarcador, podemos diferenciarlas ya en vida del paciente con una analítica de sangre y una precisión diagnóstica superior al 90%".
El estudio ha demostrado que las vesículas extracelulares (EV) presentes en el plasma sanguíneo contienen cantidades cuantificables de las proteínas tau y TDP-43, que son clave en la diferenciación del tipo de patología neurodegenerativa, por ejemplo, en el caso de la demencia frontotemporal y la ELA. En este sentido, según el Dr. Dols-Icardo, "en la ELA el 97% de los pacientes acumulan TDP-43 en el cerebro, mientras que en el caso de la demencia frontotemporal este porcentaje se sitúa en torno al 50% y otro 45% corresponde a la proteína tau". Además, "en la investigación también se ha visto que existe una correlación muy clara entre la cantidad de proteína tau o TDP-43 acumulada en el cerebro y el daño neuronal y las severidades".
En el ámbito de investigación la identificación de este primer biomarcador supone un paso adelante muy significativo, porque podrá realizarse una clasificación más precisa de los pacientes y estudiar específicamente la acumulación de cada proteína en el cerebro, es decir, "podremos diseñar y realizar ensayos clínicos más específicos -genómicos, proteómicos...- en función de la patología y las características de cada uno de estos pacientes. Y esto es primordial, porque hay tratamientos dirigidos a una u otra proteína y podremos ofrecer tanto una investigación como una medicina más personalizadas".
En la investigación publicada en el Nature Medicine se analizan datos de 991 adultos. En concreto, han participado 704 pacientes, incluyendo 68 casos confirmados genética o neuropatológicamente. Los resultados del trabajo han sido replicados y validados en una cohorte independiente de la Unidad de Memoria del Hospital de Sant Pau, con 287 participantes, lo que refuerza la robustez de los hallazgos.
El estudio ha estado liderado desde el Deutsches Zentrum für Neurodegenerative Erkrankungen (DZNE), un instituto de investigación para enfermedades y también implicó al Hospital Universitario de Bonn (UKB) y otras instituciones de investigación de Alemania.