Si bien hay suficiente conocimiento médico sobre los efectos de las altas temperaturas ambientales durante el embarazo y el parto, en lo que no se ha ahondado suficientemente es sobre las consecuencias a largo plazo para los descendientes. En ello es, precisamente, en lo que se ha centrado un equipo ...
Si bien hay suficiente conocimiento médico sobre los efectos de las altas temperaturas ambientales durante el embarazo y el parto, en lo que no se ha ahondado suficientemente es sobre las consecuencias a largo plazo para los descendientes. En ello es, precisamente, en lo que se ha centrado un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública de Yale (YSPH) en Connecticut (EEUU).
Publicado en ´The Lancet Planetary Health´ se trata del primer estudio que evalúa directamente la asociación entre las altas temperaturas durante el embarazo y el riesgo de cáncer en los niños. "Nuestro estudio se suma a un creciente cuerpo de literatura que sostiene que la temperatura ambiente alta no solo tiene efectos inmediatos en la salud, sino que también puede ser una causa de futuras enfermedades crónicas", explicó el Dr. Tormod Rogne, primer autor del estudio y profesor asistente de epidemiología (enfermedades crónicas) en YSPH.
Centrados específicamente en la leucemia linfoblástica aguda (LLA), sospechan que la exposición durante el primer trimestre de embarazo es la más crítica, ya que es cuando se producen las alteraciones más profundas del desarrollo de la hematopoyesis. "Sospechamos que la exposición materna a temperaturas ambientales elevadas puede iniciar la patogénesis de la LLA en la vida fetal", según Xiaomei Ma, profesora y directora interina del Departamento de Epidemiología de Enfermedades Crónicas en YSPH, y codirectora del programa de investigación de Prevención y Control del Cáncer del Centro Oncológico de Yaleprofesora y directora interina del Departamento de Epidemiología de Enfermedades Crónicas en YSPH, y codirectora del programa de investigación de Prevención y Control del Cáncer del Centro Oncológico de Yale
El estudio incluyó a 6.258 niños con leucemia linfoblástica aguda y 307.579 niños sin leucemia linfoblástica aguda. La mayor asociación entre la temperatura ambiente y el riesgo de leucemia linfoblástica aguda se observó en la octava semana de gestación, que se encuentra a mediados del primer trimestre del embarazo. En esta semana, una temperatura media semanal de 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit) se asoció con un riesgo casi doble de leucemia linfoblástica aguda en comparación con una temperatura media semanal de 10 grados Celsius (50 grados Fahrenheit).
No obstante, los investigadores no han podido desvelar qué mecanismos potenciales pueden subyacer al vínculo entre la exposición al calor ambiental durante el embarazo y la leucemia linfoblástica aguda en la descendencia. La hipótesis que plantean es que en parte puede deberse a cambios epigenéticos, inflamación o estrés oxidativo.