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La importancia de la estructura lipídica de la leche materna para el neurodesarrollo del lactante

Por las doctoras Rosaura Leis, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP y coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago; y Rocío Martín, directora global de Asuntos Médicos y Científicos de Nutricia.

09/07/2024

Tal y como recomiendan la OMS y UNICEF, así como todas las sociedades médicas nacionales e internacionales, la leche materna en exclusiva es el patrón de oro de la alimentación del lactante durante los seis primeros meses de vida. Aunque en un 80% es agua, la leche materna cuenta con ...

Tal y como recomiendan la OMS y UNICEF, así como todas las sociedades médicas nacionales e internacionales, la leche materna en exclusiva es el patrón de oro de la alimentación del lactante durante los seis primeros meses de vida.

Aunque en un 80% es agua, la leche materna cuenta con una composición de nutrientes sólidos muy compleja y variada, y sus proporciones varían en función de la hora del día, incluso a lo largo de la toma y en su evolución desde el calostro hasta la leche madura, para atender las diferentes necesidades nutricionales del lactante. La lactosa (67-70 g/litro) es el hidrato de carbono mayoritario y es un buen nutriente para las células intestinales. Además, favorece la regulación del índice glucémico y la absorción de calcio y vitamina D.

Tras este hidrato, los lípidos (grasas) son el segundo ingrediente con mayor presencia (35-40 g/l) y, aunque influyen en un gran número de funciones en el organismo, su labor es especialmente relevante en el crecimiento y desarrollo general del lactante, especialmente en el desarrollo cognitivo, y en su programación metabólica, y del metabolismo lipídico a corto, medio y largo plazo. Así se ha puesto de manifiesto en el simposio realizado por Nutricia, el área de Nutrición Especializada de Danone, en el marco del congreso anual de la Asociación Española de Pediatría. Allí, explicamos el valor que tiene tanto la estructura como la composición lipídica de la leche materna en la alimentación del lactante.

Los lípidos son fuente de energía, proporcionan ácidos grasos esenciales y transportan y ayudan a la absorción de las vitaminas A, D, E y K en el organismo. Aportan el 50% del total del contenido energético que un lactante necesita para desarrollarse a largo plazo.

Pero para lograr estos beneficios, los lípidos no están sueltos dentro la leche materna, sino que se encuentran en forma de lo que llamamos "glóbulos lipídicos de la leche materna", una especie de gota lipídica cuya estructura, tamaño y composición juega un rol clave en la digestión, absorción y biodisponibilidad de las grasas para ser empleadas en el desarrollo del lactante.

Hoy en día sabemos que los glóbulos lipídicos de la leche materna tienen un diámetro de ~4 μm en la leche materna madura. Dentro de estos glóbulos hay más de 50 tipos de ácidos grasos, la mayoría de los cuales se encuentra en forma de triglicéridos, de gran contenido en b-palmitato fundamentales para lograr ese alto aporte energético necesario. Recordemos que, durante los dos primeros años de vida, el peso del niño llega a multiplicarse por 4. Otros componentes claves del glóbulo lipídico de la leche materna son los lípidos polares (fosfolípidos, esfingolípidos, glicolípidos y colesterol) y las proteínas. La posición en la que se encuentra cada uno de estos elementos dentro de la gota lipídica, permitiendo que interactúen o no con el resto de ácidos grasos, no es aleatoria. 

Es el propio proceso fisiológico de secreción de la leche dentro de la mama el que hace que se genere esta estructura de glóbulo lipídico y, gracias a esto, los lípidos son mucho más fáciles de digerir y absorber en el sistema digestivo del lactante y, al mismo tiempo, su biodisponibilidad es mayor para ser usados para el desarrollo adecuado del niño a largo plazo.

Todo esto es una evidencia más de que la leche materna es el mejor alimento que el lactante puede recibir durante sus primeros meses de vida, ya que, no solo su composición, sino también la estructura de cada uno de sus nutrientes tienen un porqué y aporta beneficios específicos al desarrollo y crecimiento de cada niño.

Autoras: doctora Rosaura Leis, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP y coordinadora de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago; y Rocío Martín, directora global de Asuntos Médicos y Científicos de Nutricia.

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