Investigadores de diversos centros chinos han determinado que la inyección intravenosa de interleucina (IL)-10, una hora después de la inducción de una hemorragia intracerebral, reduce el edema en este órgano y la desintegración de la barrera hematoencefálica a los 3 días, especialmente en el córtex, el hipocampo y los ganglios ...
Investigadores de diversos centros chinos han determinado que la inyección intravenosa de interleucina (IL)-10, una hora después de la inducción de una hemorragia intracerebral, reduce el edema en este órgano y la desintegración de la barrera hematoencefálica a los 3 días, especialmente en el córtex, el hipocampo y los ganglios basales. En consonancia con la protección vascular observada, la terapia promovió la expresión de ocludina-1 y claudina-5, proteínas clave en el mantenimiento de las uniones fuertes entre células endoteliales adyacentes.
Qin Hu, científico de la Universidad de Shanghai Jiao Tong y codirector del estudio, afirma que la IL-10 también mejoró la discinesia de manera progresiva. El investigador subraya la relevancia de esta citoquina aludiendo a experimentos previos en los que la deficiencia intracerebral de IL-10, inducida mediante una modificación genética local, empeoró la lesión y sus consecuencias, en ausencia de tratamiento intravenoso. Adicionalmente, la protección frente al daño histológico, el edema y las deficiencias motoras ofrecida por la terapia fue revertida mediante la neutralización del receptor de la IL-10.
Hu prosigue indicando que el ictus hemorrágico asociado a la hipertensión es frecuentemente fatal, con secuelas severas en los supervivientes. El edema generado en la periferia del hematoma crece rápidamente y puede dar lugar a una hipertensión intracraneal tan severa como la producida por el propio hematoma, asegura el investigador. Dado que el edema tiene lugar como consecuencia de la alteración de la barrera hematoencefálica, la preservación de aquélla debe ser considerada objetivo del tratamiento de la hemorragia intracerebral, concluye Hu.