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El Hospital de Sant Pau implanta el último modelo de bomba de infusión de medicamentos para tratar el dolor crónico refractario

La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau ha implantado este dispositivo, Synchromed III, que interrumpe las vías del dolor en su origen.   

22/07/2024

La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau ha sido la primera en Catalunya en implantar el último modelo de bomba de infusión de medicamentos para el tratamiento del dolor crónico refractario, es decir, que no responde a tratamientos convencionales. ...

La Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau ha sido la primera en Catalunya en implantar el último modelo de bomba de infusión de medicamentos para el tratamiento del dolor crónico refractario, es decir, que no responde a tratamientos convencionales. El dispositivo recibe el nombre de Synchromed III y ha sido desarrollado por Medtronic. Este dispositivo permite una administración dirigida y localizada del fármaco hacia el target de la nocicepción, interrumpiendo las vías del dolor en su origen, reduciendo su concentración sistémica y sus posibles efectos secundarios, mejorando, así, la calidad de vida de los pacientes significativamente.  

La Dra. Marta Ferrándiz, directora de la Unidad del Dolor del Servicio de Anestesiología,  Reanimación y Terapéutica del Dolor del Hospital de Sant Pau y presidenta de la Societat  Catalana del Dolor, explica que "esta terapia está indicada en pacientes muy seleccionados con  dolor crónico, benigno o maligno, que no consiguen un alivio con los tratamientos analgésicos  convencionales". En este caso, "el primer paciente a quien hemos implantado la Synchromed III  presentaba dolor crónico oncológico". 

Esta bomba de infusión de fármacos es redondeada y tiene el tamaño de un disco de hockey. Se  implanta entre la piel y el músculo del abdomen del paciente -entre las costillas y la cresta ilíaca- mediante una intervención quirúrgica mínimamente invasiva, con anestesia general y/o  anestesia local y sedación, y con una duración de entre hora y media y dos horas. El fármaco se  administra a través de un catéter que conecta el reservorio del dispositivo con el espacio  intratecal de la médula espinal, donde se administrará directamente el fármaco a un ritmo  constante y de acuerdo con las dosis programadas.  

La batería de esta bomba de infusión tiene una vida media de 7 años y es necesario realizar la  recarga del fármaco de forma periódica, cada dos o tres meses dependiendo de las  características y necesidades de cada paciente, a través del puerto de carga ubicado en el centro del dispositivo.  

A diferencia de los fármacos orales que se absorben sistémicamente, es decir, hacia todo el  organismo, este dispositivo interrumpe las vías del dolor en su origen, directamente en la  médula espinal haciendo llegar el fármaco al líquido cefalorraquídeo. Además, al administrar  una mínima concentración de fármaco en el lugar de destino, se minimiza su concentración en  el resto del cuerpo. De esta manera, este sistema de administración de fármacos permite a los  pacientes experimentar un alivio eficaz del dolor utilizando una dosis inferior de  medicamento. Esto puede ayudar a minimizar los efectos secundarios que a menudo acompañan a la medicación analgésica por vía oral. También puede ser una opción en pacientes resistentes a altas dosis de opioides orales, y contribuir a reducir o eliminar el uso de analgésicos sistémicos concomitantes.  

"Aparte de reducir los efectos secundarios, el tratamiento farmacológico es más efectivo con  dosis inferiores. Por ejemplo, si estás tomando 300mg de morfina oral, con esta bomba de  infusión y por vía intratecal esta cantidad es de 1mg", explica la Dra. Ferrándiz.  

Programación más sencilla para los profesionales y mayor seguridad para los pacientes  

La última generación de bombas de infusión de medicamentos por vía intratecal aporta diversas ventajas para los profesionales y, sobre todo, para los pacientes. En este sentido, cabe destacar una programación más sencilla de cada bomba: cada paciente es diferente y, por tanto, el proceso de programación del dispositivo también debe serlo. Esto es crucial, porque garantiza un mayor seguimiento de la adherencia y de la evolución del tratamiento y se facilita la actividad diaria de los equipos clínicos y de enfermería. Según la Dra. Ferrándiz, "la estrecha colaboración y aprendizaje entre los equipos de enfermería y los facultativos especializados permite, con este nuevo dispositivo, conseguir una mayor seguridad para el paciente, mejorando su analgesia y  funcionalidad, lo que puede llegar a compensar y disminuir el gasto sanitario global de estos pacientes". 

La bomba mejora la rapidez de la telemetría -es decir, el sistema de comunicación que permite  recoger, procesar y transmitir toda la información de la bomba de infusión- y el flujo de  programación en la recarga de medicamento -además de ofrecer una mejor ciberseguridad. Ello supone una mayor facilidad de uso por parte de los profesionales de Enfermería y también un ahorro de tiempo en lo que se refiere al seguimiento de los pacientes y una mayor eficiencia en  el entrenamiento de los equipos en el manejo de esta terapia tan especializada.  

El dolor crónico, infradiagnosticado e infratratado, afecta a 8 millones de personas en España 

El dolor crónico es constante o intermitente, puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y,  en los casos más extremos, limita de forma importante la funcionalidad y la calidad de vida de  las personas que lo sufren -unos 8 millones en España (17%). No siempre se consigue controlar  el dolor adecuadamente con las opciones terapéuticas disponibles. Por otra parte, el dolor  oncológico que aparece debido a la progresión de la enfermedad o a consecuencia de los  tratamientos y patologías asociadas, es muy frecuente en pacientes con cáncer. Se calcula que  alrededor del 53% de los pacientes oncológicos tienen dolor, un dato que en las fases avanzadas  de la enfermedad puede ser del 62%-86%. Sin embargo, suele estar infradiagnosticado e  infratratado: 1 de cada 3 pacientes con dolor oncológico en España (146.110 personas) no tienen controlado su dolor.  

 

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