Si bien la prevalencia del accidente cerebrovascular ha disminuido en todo el mundo durante las últimas tres décadas, se mantiene como segunda causa principal de muerte y como tercera de discapacidad en todo el mundo, lo que lo convierte en un problema de salud pública importante. El accidente cerebrovascular también ...
Si bien la prevalencia del accidente cerebrovascular ha disminuido en todo el mundo durante las últimas tres décadas, se mantiene como segunda causa principal de muerte y como tercera de discapacidad en todo el mundo, lo que lo convierte en un problema de salud pública importante. El accidente cerebrovascular también sigue afectando desproporcionadamente a las poblaciones de diferentes líneas raciales, étnicas, socioeconómicas y geográficas , lo que aumenta las desigualdades en materia de salud tanto en los países de ingresos altos como en los de ingresos bajos.
Al respecto, la identificación de factores de riesgo genéticos y moleculares para los resultados cardiovasculares posteriores puede identificar objetivos terapéuticos eficaces para mejorar el pronóstico después de un accidente cerebrovascular incidental. En ello han trabajado, precisamente, investigadores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston (BUSPH) y de la Universidad de Bristol, rastreando nuevos factores de riesgo genéticos y moleculares que pueden revelar nuevas vías para el tratamiento de los pacientes después de sufrir su primer ictus.
Hallazgo de dos proteinas
Según el trabajo publicado en la revista ´Stroke´, los autores encontraron evidencia de que dos proteínas con poco efecto sobre la incidencia de ictus isquémico arterial parecen influir en los eventos adversos cardiovasculares posteriores al mismo. Estas asociaciones sugieren que la inflamación es un factor que contribuye a los resultados de eventos adversos cardiovasculares posteriores a un ictus y resaltan posibles objetivos novedosos.
Se trata de las proteínas, CCL27 y TNFRSF14, asociadas con los eventos adversos graves posteriores, pero no con los accidentes cerebrovasculares iniciales. Se sabe que estas proteínas activan la inflamación, que desempeña un papel clave en el desarrollo de accidentes cerebrovasculares y muchas enfermedades y afecciones crónicas. Los hallazgos sugieren que la inflamación es un factor que contribuye a los resultados de los eventos adversos graves en las personas después de sufrir su primer accidente cerebrovascular.
Utilizando información genética y datos de historial médico de dos grandes biobancos, el Million Veteran Program y el UK Biobank , el equipo de investigación realizó estudios de asociación del genoma completo (GWAS) específicos de ascendencia para encontrar asociaciones entre el ADN y los ictus y MACE incidentes y posteriores.
Los GWAS generalmente se realizan para determinar si las personas han tenido un evento médico por primera vez, pero la aplicación de este método a eventos MACE posteriores podría arrojar nuevos conocimientos sobre la progresión del accidente cerebrovascular, información que sería valiosa para la identificación de fármacos terapéuticos, dicen los investigadores.
La identificación de nuevos objetivos farmacológicos para nuevas intervenciones terapéuticas que impidan la progresión del accidente cerebrovascular podría salvar a millones de personas de sufrir discapacidad y mortalidad relacionadas con el accidente cerebrovascular, concluyen los autores.