Científicos de diversos centros australianos han generado linfocitos T portadores de receptores quiméricos (CAR-T), dirigidos a la proteína de activación de los fibroblastos (FAP), antígeno expresado tanto en las células de glioblastoma como en la vasculatura del tumor. La efectividad de estos CAR-T ha sido evaluada por primera vez en ...
Científicos de diversos centros australianos han generado linfocitos T portadores de receptores quiméricos (CAR-T), dirigidos a la proteína de activación de los fibroblastos (FAP), antígeno expresado tanto en las células de glioblastoma como en la vasculatura del tumor. La efectividad de estos CAR-T ha sido evaluada por primera vez en animales portadores de un glioblastoma subcutáneo, compuesto tanto por células FAP+ como FAP-, circunstancia que mimetiza la heterogeneidad de los glioblastomas humanos. En este modelo una baja dosis intravenosa de los CAR-T redujo significativamente el crecimiento tumoral y prolongó la supervivencia de los animales, sin signos obvios de toxicidad sistémica.
Lisa Ebert, investigadora de la Universidad de Adelaida y directora del estudio, afirma que la citotoxicidad de los CAR-T fue específica de las células cancerosas, como se demostró en cultivos mixtos con éstas y precursores endoteliales humanos derivados de sangre periférica. En estos cultivos los CAR-T destruyeron las células cancerosas FAP+ y FAP-, pero no las células normales.
La científica señala que este selectivo efecto es consecuencia de la movilización de la fracción de los CAR-T que no ha adquirido el receptor quimérico, pero que responde a los mediadores secretados por los verdaderos CAR-T, especialmente a la interleucina-2. Este mecanismo sincronizaría la citotoxicidad de toda la población linfocitaria inyectada, teoriza Ebert. A diferencia de estudio previos, el actual ha utilizado CAR-T que reconocen tanto la FAP humana como la de ratón, lo que ha permitido confirmar la efectividad in vitro de esta terapia en glioblastomas derivados de pacientes.