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Arrojan luz sobre el impacto de la exposición prolongada a la contaminación del aire en la salud respiratoria

La contaminación del aire provoca una inflamación persistente y estrés oxidativo en el sistema respiratorio. Estos procesos nocivos contribuyen al desarrollo y la exacerbación de enfermedades respiratorias crónicas, que pueden derivar en episodios de salud graves que van a requerir atención hospitalaria para los afectados.

09/09/2024

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) representa, cada vez más, una seria amenaza para la salud pública mundial, no en vano, constituye la tercera causa de muerte en todo el mundo, con más de 3 millones de fallecimientos anuales. Si bien la EPOC puede presentarse a cualquier edad, generalmente, se diagnostica ...

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) representa, cada vez más, una seria amenaza para la salud pública mundial, no en vano, constituye la tercera causa de muerte en todo el mundo, con más de 3 millones de fallecimientos anuales. Si bien la EPOC puede presentarse a cualquier edad, generalmente, se diagnostica en pacientes de edad avanzada. Asimismo, presenta diferencias específicas según el sexo: las mujeres son potencialmente más susceptibles debido a que sus vías respiratorias son más pequeñas y a las variaciones hormonales, que pueden afectar la función pulmonar y la progresión de la enfermedad. 

En este contexto, diferentes estudios, presentados en el Congreso de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS, por sus siglas en inglés), que se celebra estos días en Viena (Austria), han pretendido arrojar luz ante las disparidades existentes en los resultados sobre la relación entre la contaminación del aire, medio ambiente y la enfermedad pulmonar obstructiva. En concreto, uno de los trabajos plantea la hipótesis de que la exposición prolongada a la contaminación del aire está asociada con una mayor incidencia de EPOC, mientras que la exposición a zonas verdes tiene un efecto protector contra la enfermedad. 

Los resultados del estudio, que forma parte del proyecto Life-GAP, sobre salud pulmonar y medio ambiente, fueron presentados por Shanshan Xu, del Departamento de Salud Pública Global y Atención Primaria de la Universidad de Bergen (Noruega). Se sustenta en la investigación de los efectos a largo plazo de la contaminación del aire en las hospitalizaciones por enfermedades respiratorias y si la contaminación del aire aumenta la probabilidad de que las personas que ya tienen asma desarrollen EPOC.

Su equipo utilizó los resultados de los centros de estudio del Norte de Europa de la Encuesta de Salud Respiratoria de la Comunidad Europea, que abarcó las hospitalizaciones por problemas respiratorios entre 2000 y 2010. El estudio examinó a 1.644 personas de cinco países y evaluó la asociación entre la salud respiratoria y la exposición a largo plazo (entre 1990 y 2000) a partículas en suspensión, carbono negro, dióxido de nitrógeno, ozono y vegetación (la cantidad y la salud de la vegetación que rodea la casa de una persona).

Los hallazgos constataron que las partículas en suspensión, el carbono negro y el dióxido de nitrógeno aumentaban el riesgo de ser hospitalizado por enfermedades respiratorias en esta población. "En concreto, observamos que por cada aumento del rango intercuartil de estos contaminantes, el riesgo de hospitalización aumenta aproximadamente entre un 30 y un 45 por ciento, dependiendo del contaminante", tal como expuso Shanshan Xu.

Inflamación y estrés oxidativo

De acuerdo con los resultados de este trabajo, la contaminación del aire provoca una inflamación persistente y estrés oxidativo en el sistema respiratorio. Estos procesos nocivos contribuyen al desarrollo y la exacerbación de enfermedades respiratorias crónicas, que pueden derivar en episodios de salud graves que requieran atención hospitalaria. También es probable que la exposición prolongada a la contaminación del aire pueda provocar una menor tolerancia o una mayor sensibilidad a estos contaminantes, lo que explica por qué incluso niveles moderados o bajos pueden causar efectos graves en la salud en ciertas poblaciones".

Por otra parte, la exposición a vegetación en zonas verdes contribuyó a reducir el riesgo de hospitalización por problemas respiratorios. Sin embargo, dicha exposición también se asoció con un mayor número de visitas a los Servicios de Urgencias por ciertos problemas respiratorios, en particular en casos en los que el paciente venía sufriendo fiebre del heno.

Asma y EPOC

Un segundo estudio presentado en el Congreso de la ERS, en este caso, por el Dr. Samuel Cai, del Centro de Salud Ambiental y Sostenibilidad de la Universidad de Leicester (Reino Unido), demostró que por cada 10 microgramos por metro cúbico más de exposición a partículas en suspensión, el riesgo de desarrollar EPOC era un 56% mayor entre los pacientes asmáticos. "También hemos descubierto que una mayor exposición al dióxido de nitrógeno aumenta el riesgo. Además, si las personas tienen un índice de riesgo genético medio o alto, el riesgo de que una mayor exposición al dióxido de nitrógeno provoque que el asma progrese a EPOC es aún mayor", concretó el Dr. Cai.

Es por ello, a juicio de este experto, que "las personas con asma deben estar siempre pendientes del estado de la contaminación del aire que las rodea y, si es necesario  tomar medidas como uso de mascarillas, utilización de un purificador de aire en interiores y reducción de las actividades al aire libre cuando la contaminación del aire sea elevada".

"Estos hallazgos ponen de relieve el impacto crítico de la exposición prolongada a la contaminación del aire en la salud respiratoria y resaltan la necesidad de iniciativas y regulaciones eficaces para el aire limpio", señaló, por su parte, la presidenta del Comité de Salud y Medio Ambiente del ERS y profesora de Epidemiología Ambiental en el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), Dra. Zorana J. Andersen.

"Los responsables políticos -agregó- tienen la responsabilidad de proponer medidas audaces para abordar la contaminación del aire en nuestras ciudades y ayudar a todos, incluidos los asmáticos. Esto incluye iniciativas para reducir la contaminación y promover la vegetación urbana, así como una planificación urbana meditada que evite plantar vegetación alergénica", concluyó la Dra. Andersen.

 

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