Se estima que la demencia afectará a 152 millones de personas para el año 2050, convirtiéndose así dicha disfunción cognitiva en un problema de salud global. La etapa que precede a la demencia, conocida como deterioro cognitivo leve (DCL), afecta hasta el 18% de la población mundial. El DCL representa la etapa ...
Se estima que la demencia afectará a 152 millones de personas para el año 2050, convirtiéndose así dicha disfunción cognitiva en un problema de salud global. La etapa que precede a la demencia, conocida como deterioro cognitivo leve (DCL), afecta hasta el 18% de la población mundial. El DCL representa la etapa sintomática más temprana del deterioro cognitivo patológico.
En este contexto, investigadores de la Universidad de Oklahoma (OU) (EEUU) publicaron recientemente un estudio en la revista de la Asociación de Alzheimer ´Alzheimer´s & Dementia´, que demuestra que varias mediciones del cerebro, incluido el flujo sanguíneo y la capacidad del cerebro para compensar la falta de éste, resultan ser, desde su punto de vista, mejores predictores del deterioro cognitivo leve que otros factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol alto.
"Las personas con deterioro cognitivo leve tienen mayor riesgo de sufrir la siguiente etapa, que es la demencia", afirmó el Dr. Calin Prodan, profesor de neurología en la Facultad de Medicina de la OU y coautor del artículo. "Estamos tratando de descifrar las ´huellas dactilares´ del deterioro cognitivo leve", tal como avanzó.
El equipo de investigación tomó varios tipos de mediciones cerebrales en personas en tres etapas de la vida: adultos jóvenes, adultos mayores con cerebros envejecidos pero sanos y adultos mayores con deterioro cognitivo leve. Cada grupo jugó un breve juego de desafío de memoria en una computadora mientras usaban lo que parecía un gorro de baño con sensores de luz; la tecnología, llamada espectroscopia funcional de infrarrojo cercano, midió el flujo sanguíneo en el cerebro a medida que los participantes eran desafiados a memorizar secuencias de letras cada vez más grandes.
El papel del flujo sanguíneo
En los cerebros de los adultos jóvenes, el flujo sanguíneo aumentó, lo que les dio a sus cerebros la energía que necesitaban para satisfacer las demandas del juego, un proceso llamado acoplamiento neurovascular. En las personas con cerebros envejecidos y saludables, el flujo sanguíneo no aumentó tanto, pero para compensar, sus cerebros activaron otras regiones del cerebro para ayudar con el desafío, un proceso conocido como conectividad funcional. En los cerebros de los adultos mayores con deterioro cognitivo leve, el flujo sanguíneo se redujo considerablemente y perdieron la capacidad de compensar reclutando otras partes del cerebro para ayudar.
"Las personas con deterioro cognitivo leve han perdido ese mecanismo de compensación. Hay un cambio drástico en la actividad cerebral en aquellas personas con deterioro cognitivo leve", subrayó el Dr. Cameron Owens, autor principal del estudio.
Otro tipo de evaluación, una biopsia líquida, proporcionó a los investigadores una ventana adicional al cerebro de las personas con deterioro cognitivo. Este análisis de sangre midió la cantidad de vesículas extracelulares endoteliales cerebrovasculares (CEEV), que son partículas diminutas liberadas por las células que recubren los vasos sanguíneos del cerebro. Las investigaciones existentes muestran que cuando el revestimiento interno de los vasos sanguíneos se daña, secreta CEEV. Las personas con deterioro cognitivo leve tenían más CEEV en sus cerebros que aquellas con cerebros sanos y envejecidos. Además, las imágenes de resonancia magnética confirmaron que las personas con niveles más altos de CEEV también tenían más daño isquémico, lo que significa que los pequeños vasos de sus cerebros no recibían un suministro de sangre adecuado. Los investigadores creen que esta es la primera vez que se miden las CEEV en una afección cognitiva.
"Cada cerebro es diferente y puede haber diferentes razones para el deterioro cognitivo, pero tener estos predictores (que miden el acoplamiento neurovascular, la conectividad funcional y las CEEV) abre potencialmente oportunidades para desarrollar intervenciones individualizadas, ya sea una terapia farmacológica o una estimulación cerebral no invasiva, o algo tan simple como la terapia cognitiva conductual", expuso, por su parte, Andriy Yabluchanskiy, profesor asociado de neurocirugía de la Facultad de Medicina de la OU y coautor del estudio.
El equipo se ha planteado, como nuevo objetivo y prolongación de este estudio, analizar más a fondo los CEEV, que son como burbujas que transportan una variedad de materiales, para ver si esa carga también contribuye al deterioro cognitivo leve.