Los biomarcadores han revolucionado la comprensión de la enfermedad de Alzheimer (AD), permitiendo su detección en etapas precoces y abriendo la puerta a tratamientos personalizados. Una serie de seis trabajos publicados en las revistas The Lancet Healthy Longevity y eBioMedicine coordinada por investigadores del Institut de Recerca Sant Pau (IR ...
Los biomarcadores han revolucionado la comprensión de la enfermedad de Alzheimer (AD), permitiendo su detección en etapas precoces y abriendo la puerta a tratamientos personalizados. Una serie de seis trabajos publicados en las revistas The Lancet Healthy Longevity y eBioMedicine coordinada por investigadores del Institut de Recerca Sant Pau (IR Sant Pau) -quienes han liderado dos de los seis estudios- destacan cuáles son actualmente los principales retos, técnicos, clínicos y de regulación, a la hora de integrar estos biomarcadores en la práctica clínica diaria y adaptarlos a diferentes contextos sanitarios para que sean verdaderamente útiles, para acelerar el diagnóstico del Alzheimer y mejorar el acceso global a tratamientos preventivos y terapéuticos.
En esta serie de artículos los expertos destacan el potencial transformador de los biomarcadores en el avance en el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y también ponen de relieve los complejos retos para integrar estas herramientas en la práctica clínica y los ensayos clínicos. En este sentido, la investigación sobre los biomarcadores -o indicadores biológicos- en la enfermedad de Alzheimer se ha centrado tradicionalmente en su sensibilidad y especificidad a la hora de diagnosticar la patología, pero en la práctica clínica su utilidad dependerá mucho de su valor predictivo positivo y negativo, significativamente influenciados por los distintos contextos sanitarios.
Uno de los dos artículos liderados por el IR Sant Pau, "Challenges in the practical implementation of blood biomarkers for Alzheimer´s disease", destaca los retos para implementar los biomarcadores en plasma recientemente desarrollados para detectar esta enfermedad neurodegenerativa y debatir las principales limitaciones para su uso en diferentes contextos, donde subrayan la necesidad de establecer una estandarización para garantizar la precisión y la fiabilidad de los resultados.
"Por ejemplo, en atención especializada o primaria o en su posible implementación en programas de cribado, entre otros. Algunos de estos retos son tan básicos como conocer bien qué influencia pueden tener los efectos preanalíticos, es decir, cómo se extrae la muestra y cómo se procesa antes de hacer los análisis propiamente del biomarcador", explica el Dr. Daniel Alcolea, investigador de la Unidad de Memoria del IR Sant Pau y miembro del Servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau. "Otro reto es conocer la influencia de otras patologías que pueden alterar la interpretación de los resultados de estos marcadores".
Un caso aparte: los biomarcadores en las formas genéticas de la enfermedad de Alzheimer
La serie de artículos destacan dos escenarios de práctica clínica que subrayan la importancia de tener en cuenta el contexto en su uso. El primero, que pone de manifiesto el estudio liderado por la Dra. Maria Carmona, investigadora de la Unidad de Memoria del IR Sant Pau y miembro del Servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau, "Clinical and research application of fluid biomarkers in autosomal dominant Alzheimer´s disease and Down syndrome", es el uso de los biomarcadores en las formas genéticamente determinadas de la enfermedad de Alzheimer como la autosómica dominante de inicio precoz o el Síndrome de Down. "Aquí, no son tan útiles para realizar el diagnóstico de la patología, sino que nos ayudan a conocer en qué estadio está y a monitorizar su progresión".
El segundo, es el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer en poblaciones con discapacidad intelectual, uno de los mayores desafíos. En estas persones, los síntomas pueden estar escondidos por la discapacidad subyacente, y el uso de biomarcadores fiables puede mejorar significativamente la precisión del diagnóstico y facilitar el acceso a terapias modificadoras de la enfermedad. Esto es especialmente importante en un momento en el que los marcos diagnósticos actuales a menudo excluyen a estas poblaciones.
Más allá del ámbito del diagnóstico, los seis estudios también destacan el papel creciente y crucial de los biomarcadores en ensayos clínicos, usándolos para una selección adecuada de participantes, monitorizar la progresión de la enfermedad y evaluar la eficacia de los tratamientos. Los biomarcadores son herramientas esenciales que pueden acelerar significativamente el desarrollo de terapias efectivas para el Alzheimer y demencias asociadas.