La obesidad y diabetes son dos enfermedades muy prevalentes a nivel mundial hasta el punto que en 2030 se espera una cifra en torno a los mil millones de personas con obesidad a nivel global y 142 millones con diabetes. En España, en concreto, se estima que para el año ...
La obesidad y diabetes son dos enfermedades muy prevalentes a nivel mundial hasta el punto que en 2030 se espera una cifra en torno a los mil millones de personas con obesidad a nivel global y 142 millones con diabetes. En España, en concreto, se estima que para el año 2030 alcance a más de un 29 % de la población, siendo el sobrepeso más importante en los hombres mientras que los diferentes estadios de obesidad son más prevalentes en la mujer.
En el marco del 46º Congreso Nacional de esta Sociedad Científica, celebrado en Bilbao, miembros de distintos Grupos de Trabajo de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) abordaron ampliamente cómo avanzar en el manejo de la obesidad y diabetes en el primer nivel asistencial además de ofrecer una serie de pautas para superar las principales inercias que giran en torno a estas patologías.
Participaron los Dres. Flora López Simarro, médico de familia y miembro de los Grupos de Trabajo de Gestión del Medicamento, Inercia Clínica y Seguridad del Paciente y de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo; el Dr. Vicente Pascual, médico de familia, y miembro de los Grupos de Trabajo de Lípidos y de Nutrición; y el Dr. Juan Luis Alonso, médico de familia y miembro de los Grupos de Trabajo de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo y de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular.
"Estamos ante un problema muy importante que se nos aproxima para los próximos años", de acuerdo con lo expuesto por la Dra. López Simarro, partiendo de que la obesidad es ya considerada una enfermedad crónica, recidivante y compleja, y, por tanto, como remarcó, "hay que tratarla como tal". Si bien los médicos de familia disponen de un arsenal de herramientas para ello, a su juicio, se precisa más formación en este campo. "Es importante que el médico de familia conozca a fondo la patología además de hacer copartícipe al paciente de su enfermedad", señaló. Además -agregó-"para prevenir la diabetes, hay que priorizar la lucha de contra la obesidad".
Inercia en torno a esta patología
Y es que dejar en manos de cada persona el control de esta patología es un error que hay que evitar, según lo expuesto en la sesión. En este sentido, como apuntó esta representante de SEMERGEN "hay mucha inercia para el abordaje de la obesidad, desde la política al abordaje en la consulta pasando por el tratamiento y el seguimiento". Por ello, insistió en que que tomar conciencia, no minimizar la importancia de la enfermedad y empezar por los propios facultativos a tomar la iniciativa", aunque, según añadió, "también el sistema sanitario ha de planificar su abordaje y favorecer la financiación de tratamientos".
Al respecto, para el Dr. Juan Luis Alonso, uno de los principales problemas parte del propio paciente al no ser consciente, en muchas ocasiones, de la gravedad que envuelve a la obesidad y pasa a considerarla algo vanal. Es una percepción que, a su juicio, hay que desterrar. "Muchas veces el paciente tiene ese estigma interiorizado pero los médicos tenemos que adelantarnos a eso".
Por tanto, desde su punto de vista son varias las barreras a superar tanto a la hora del diagnóstico: minimización del problema, estigma y prejuicios y falta de tiempo en la consulta, además de la desinformación por parte del facultativo y las comorbilidades; junto a las relativas al tratamiento: complejidad de la patología; limitaciones económicas y falta de apoyo y de adherencia al tratamiento, que considera clave para el tratamiento que, como remarcó, "tiene que ser acordado con el propio paciente".
Arsenal terapéutico
Además de poder disponer de un equipo multidisciplinar para el tratamiento de la obesidad, se requiere la introducción de tratamiento higiénico-dietético, además del farmacológico, ya que como subrayó el Dr. Vicente Pascual, "estamos ante una auténtica enfermedad cardio-metabólica, con importantes repercusiones en la esfera cardiovascular, por tanto, el abordaje global del riesgo cardiovascular es fundamental y no hay que centrarse solo en la pérdida de peso".
Ante el objetivo de ganar en calidad de vida y en salud surgen nuevas opciones terapéuticas que no solo ayudan a reducir el peso sino que también mejora su morbi-mortalidad, como es el caso de semaglutida 2,4 mg y, además se evita que la salud del paciente se deteriore y evolucione hacia la diabetes, según se indicó. "Se trata del primer fármaco utilizado para reducir peso en pacientes con sobrepeso y obesidad, y través de dicha reducción de peso o por mecanismos independientes, llegar a reducir el riesgo cardiovascular", agregó el Dr. Pascual.
"Una vez acordado con el paciente el tratamiento, conseguimos un estímulo por su parte que hace que todavía se implique más con su con su enfermedad, empieza a bajar peso, se adhiere al tratamiento, toma conciencia de su estado, empieza a hacer ejercicio, etc.", indicó, al respecto, el Dr. Alonso.
No obstante, como se puso de manifiesto en dicha sesión, la aplicación de este tipo de tratamientos no acaba con su administración sino que se requiere una monitorización o seguimiento regular, con el apoyo de enfermería, que permita evaluar su eficacia y controlar los posibles efectos secundarios así como el resto de factores de comorbilidades asociadas a la obesidad, a lo que se suma un apoyo constante al paciente, ofrecerles terapia cognitivo-conductual y fomentar la adherencia al tratamiento.