La alta prevalencia y la creciente incidencia del sobrepeso y la obesidad a nivel mundial generan, cada vez más, la necesidad de concretar sus efectos sobre la morbilidad. En concreto, sobre el cáncer, la evidencia de los últimos años apunta hacia una asociación entre el índice de masa corporal (IMC) ...
La alta prevalencia y la creciente incidencia del sobrepeso y la obesidad a nivel mundial generan, cada vez más, la necesidad de concretar sus efectos sobre la morbilidad. En concreto, sobre el cáncer, la evidencia de los últimos años apunta hacia una asociación entre el índice de masa corporal (IMC) y 13 tipos de cáncer, de entre los que sobresalen los de esófago, colorrectal, endometrio, ovario, riñón y páncreas.
Al respecto, investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) han pretendido ir más allá y completar un vacío en relación a otras formas de manifestación cancerosa que pudieran estar también relacionadas con la obesidad. El estudio, publicado en ´The Lancet Regional Health – Europe´, muestran una conexión entre la obesidad y el riesgo de desarrollar 31 formas diferentes de cáncer o subgrupos de diagnósticos de cáncer.
El trabajo, dirigido por las investigadoras Ming Sun y Tanja Stocks, de la Universidad de Lund, incluye datos sobre 122 cánceres diferentes y sus subgrupos, procedentes de diversos registros suecos. A partir de la información contenida en los distintos documentos de registro se calculó el IMC.
"El riesgo de desarrollar cáncer aumenta en la mayoría de ellos, linealmente con el incremento de la obesidad. Esto por sí solo refuerza la hipótesis de causalidad", afirmó Tanja Stocks. "Los resultados de nuestro estudio muestran que la obesidad puede aumentar el riesgo de hasta un 40 por ciento de todos los casos de cáncer entre los incluidos en el estudio y que fueron diagnosticados entre 1963 y 2019", agregó dicha investigadora.
Estudios anteriores habían confirmado la asociación de la obesidad con estas formas de cáncer: esófago; (adenocarcinoma); estómago (cardias, parte superior); colon y recto; hígado; vesícula biliar; páncreas riñones; cáncer de mama entre mujeres posmenopáusicas; cuerpo uterino; ovarios; cerebro (meningioma); glándula tiroides; y mieloma múltiple.
Nuevas asociaciones
Tras este estudio se encontraron nuevas posibles asociaciones con: partes del cáncer de cabeza y cuello (cuatro diferentes); estómago (GIST); intestino delgado; otros conductos biliares además de la vesícula biliar previamente conocida; melanoma maligno (entre las mujeres solo un subtipo); órganos endocrinos (cuatro diferentes); tejido conectivo; linfoma; neoplasias mieloides (incluida la leucemia mieloide aguda y crónica); pene; y vulva Cervical (adenocarcinoma).
Los resultados de dicho trabajo destacan la importancia de la obesidad en las evaluaciones de riesgo de cáncer, lo que pone de relieve la necesidad de estrategias de salud pública centradas en el control del peso para la prevención del cáncer.
"Este estudio es el más grande en términos de número de diagnósticos de cáncer, porque el período de seguimiento fue muy largo y, por lo tanto, más personas tuvieron tiempo de desarrollar cáncer. Cuanto mayor sea el número de diagnósticos de cáncer que se puedan incluir para cada forma de cáncer, más fiables serán los resultados", concluyó la investigadora Ming Sun.