El suicidio es la segunda causa de muerte de jóvenes en el mundo; la primera en España. Por cada suicida, hay cinco que lo intentan y que acaban hospitalizados, y entre 25-30 tentativas que no necesitan de hospitalización. por cada muerte en un accidente de tráfico, mueren dos personas por ...
El suicidio es la segunda causa de muerte de jóvenes en el mundo; la primera en España. Por cada suicida, hay cinco que lo intentan y que acaban hospitalizados, y entre 25-30 tentativas que no necesitan de hospitalización. por cada muerte en un accidente de tráfico, mueren dos personas por suicidio; por cada asesinato, se quitan la vida 15 personas; y por cada mujer que fallece a causa de la violencia de género, 75 personas mueren por suicidio. Además del impacto que supone en familiares y amigos, y los costes económicos que conlleva. "Lo más destacable es que, a pesar de los esfuerzos, los suicidios se han incrementado un 35 % respecto a hace dos décadas", ha destacado el profesor Enrique Baca-García en la conferencia Avances en la prevención del suicidio en España, celebrada en el marco del Congreso Nacional de Psiquiatría, que tiene lugar en San Sebastián del 17 al 19 de octubre.
Unas cifras y magnitudes que demuestran la necesidad de mejorar las estrategias de prevención. Y es en este contexto, en el de la prevención, en el que se alza el proyecto SURVIVE, un estudio multicéntrico financiado por el Instituto de Salud Carlos III y por el Centro de Investigación Biomédica en Red de #SaludMental (CIBERSAM), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, que está en fase de desarrollo, que sigue a una cohorte de pacientes que han realizado tentativas de suicidio durante un año.
Así, iniciado en plena pandemia, en 2020, y acabado este verano, en la conferencia se han presentado algunos de los resultados provisionales que ha arrojado este estudio. "La tendencia de los trastornos que desembocan en el suicidio ha cambiado; lo importante no es prever lo que va a cambiar, sino saber entender lo que nunca va a cambiar", ha remachado Enrique Baca-García en la reunión que ha sido moderada por el doctor Víctor Pérez Sola, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. "El objetivo es identificar cuántos repiten la tentativa y los factores de riesgo asociados, lo que nos permitirá diseñar mejores intervenciones preventivas. Si comprendemos mejor estos factores, podremos actuar de manera más eficaz porque el factor de riesgo más relacionado con la muerte por suicidio es que alguien lo haya intentado previamente", ha explicado por su parte Pérez Sola.
Varios estudios
Dentro del marco de SURVIVE (Suicide Prevention and Intervention Study), se han llevado a cabo varios estudios y proyectos. Uno de ellos es SMART CRISIS, trabaja en el desarrollo de tecnologías móviles para monitorizar de manera continua a los pacientes en riesgo de suicidio. A través de una serie de sensores se busca averiguar una serie aspectos clave de conducta de estos pacientes: patrones (una forma de agrupar la información); ritmos (repeticiones), rutinas (combinan patrones y ritmoso). "Lo más interesante es establecerlos bien para poder detectar sucesos extraordinarios. Entender cuál es la rutina de los pacientes, porque el problema está cuando se sale de ella", según ha detallado Baca-García, para quien, "probablemente estemos ante la posibilidad de hacer intervenciones amoldadas para cada persona". No obstante, "en algunos casos, estas tecnologías permiten intervenir mediante llamadas o recomendaciones cuando se detecta un riesgo elevado".
Por su parte, la doctora Iria Grande y Fullana, también participante del estudio SURVIVE, centra su investigación en la identificación de biomarcadores, incluyendo datos de neuroimagen, que permitan predecir con mayor precisión quiénes tienen más riesgo de repetir la tentativa de suicidio. La doctora ha explicado el uso de intervenciones de terapia online en el caso de adultos para la prevención del reintento. "Antes de empezar el estudio, hicimos un metaanálisis para ver qué había y había ya muchos estudios. En ellos, se ve que la cantidad de reintentos incrementa, y cuanto más tiempo pasa más lo intentan. Los factores de riesgo que se encontraron en estos metaanálisis son ser mujer, y tener antecedente de trauma".
Por su parte, la doctora Matilde Elices Armand-Ugon ha llevado a cabo un estudio con 300 pacientes que han intentado suicidarse. La mitad ha recibido terapia dialéctica conductual (DBT) en modalidad online, mientras que la otra mitad ha seguido el tratamiento convencional. "Seleccionamos algunas habilidades útiles y materiales, como vídeos, audios y escritos, y se lo dimos a usuarios y profesionales. A la DBT le añadimos un plan de crisis", ha comentado la doctora Elices Armand-Ugon. El objetivo es "plantearle al paciente unas habilidades que le puedan ayudar en determinadas situaciones de crisis, y hacer así alguna conducta mejor que la suicida. En la DBT hay unas 70 habilidades, y usamos las que tienen más que ver con manejar las crisis emocionales". El programa estuvo planteado en cinco semanas; habiendo una llamada telefónica en las semanas 1, 3 y 5, con dos objetivos: motivar al paciente y evaluar riesgos. "A las personas les pareció fácil de usar, les gustó, los módulos y recursos fueron evaluados muy bien".