El Dr. Héctor Enrique Ruiz, jefe de servicio de otorrinolaringología del Hospital Privado de Rosario, secretario del exterior de Federación Argentina Sociedades Otorrinolaringología y socio de honor de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), entre otros cargos, ha presentado en el 75º Congreso Nacional ...
El Dr. Héctor Enrique Ruiz, jefe de servicio de otorrinolaringología del Hospital Privado de Rosario, secretario del exterior de Federación Argentina Sociedades Otorrinolaringología y socio de honor de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), entre otros cargos, ha presentado en el 75º Congreso Nacional de la SEORL-CCC una ponencia titulada `Hipoacusia en adultos mayores´. En esta, ha tratado como la pérdida de audición se vincula con cuestiones como la comunicación social, la educación, el empleo o la inserción social. Especialmente, cómo afecta esta hipoacusia en la calidad de vida al suponer un aumento en la probabilidad de padecer demencia o depresión.
Según ha afirmado el Dr. Héctor Enrique Ruiz, la hipoacusia es la causa más común de enfermedad neurodegenerativa a nivel mundial. Los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que más del 5% de la población mundial la padecen, lo que supone que un total de 466 millones de personas (433 millones de adultos y 34 millones de niños) viven con una pérdida de audición discapacitante que requiere rehabilitación. Además, "se espera que para 2050 esta cifra supere los 700 millones, lo que será un porcentaje de 1 cada 10 personas en todo el mundo", ha confirmado el especialista. Unas expectativas que van de la mano con el aumento de edad de la población que muestra que las personas de 65 años han pasado de 150 millones en 1960 a 747 millones en 2021, de acuerdo con el Banco Mundial. De hecho, en 2020 el número de personas con 60 años superó al de niños menores de cinco años.
En el grupo de personas de 60 años el cerebro empieza a experimentar cambios, ya que aparece atrofia en un 40% de los ancianos y a los 80 años el cerebro humano pierde un 15% de su peso original. A esto le acompañan otras variaciones como la reducción de la sustancia blanca y el volumen, el adelgazamiento de la corteza o el incremento en áreas frontales. "Con la edad, se produce un uso ineficaz o ineficiente de la información auditiva por parte del sistema nervioso central. El análisis, la codificación, el almacenamiento y organización de características acústicas es defectuoso. La depravación de información auditiva traerá indiscutiblemente una alteración en el PAC con fenómenos como: localización y lateralización de sonidos, discriminación auditiva, aspectos temporales como la integración, el ordenamiento y enmascaramiento, el desempeño auditivo con señales acústicas degradadas o por último, el desempeño con señales acústicas competitivas", ha explicado Enrique Ruiz.
En cuanto a los cambios fisiológicos en el adulto mayor con hipoacusia, el experto indica que es notable una reducción en la integridad de materia blanca y reducción en volumen, adelgazamiento de la corteza, alteración de la red y la conectividad neuronal y un incremento de los ventrículos y los surcos corticales. Asimismo, el Dr. Hector Enrique Ruiz expone que "diferentes regiones cerebrales reducen su volumen, siendo la reducción superior en el lóbulo frontal lo que implica afectación de las funciones ejecutivas. También disminuye el lóbulo temporal, la amígdala y la forma del hipocampo", asegura.
Hipoacusia, depresión y deterioro cognitivo
De esta forma, la hipoacusia conversa con diferentes cuestiones neuronales y se ve estrechamente relacionada con problemas psicológicos de aislamiento, depresión, psicosis, ansiedad y en general, una disminución en la calidad de vida. Un estudio del Consejo Nacional sobre el Envejecimiento demuestra que investigaciones de trastornos emocionales o de conducta están vinculados a la hipoacusia, ya que se producen cambios cognitivos en la memoria, las funciones ejecutivas, la inteligencia, la gestión en la resolución de un problema, el lenguaje, la personalidad, la atención, la motivación, las funciones viso-espaciales o la afectividad.
"Una persona con pérdida auditiva sin tratar tiene un 50% más de riesgo de padecer depresión que si utilizara audífono", afirma el experto. Para reducir esta situación, se pueden llevar a cabo intervenciones como, por ejemplo, el implante coclear unilateral o bilateral. El doctor Héctor Enrique Ruiz confía en una expansión en los criterios de cirugía en I.C., ya que con incisiones pequeñas de baja morbilidad se podría mejorar la calidad de vida de las personas en edad avanzada que presentan un buen estado de salud y que tienen "expectativas de vida y ganas de disfrutarla". Además, es importante ofrecer soluciones para reducir la alteración cognitiva mencionada teniendo en cuenta y priorizando los factores predisponentes en la recuperación (grado de pérdida, tiempo de derivación, carga cognitiva y estructura y función cerebral) frente a la edad como variables, concluye el doctor.