Si bien se ha avanzado en las últimas décadas en la reducción del riesgo de transmisión de enfermedades por vía sanguínea, sin embargo, el progreso parece insuficiente, entre otras cosas, porque "no hay una política común para el manejo de enfermedades emergentes transmisibles por transfusión", según puso de manifiesto Silvia ...
Si bien se ha avanzado en las últimas décadas en la reducción del riesgo de transmisión de enfermedades por vía sanguínea, sin embargo, el progreso parece insuficiente, entre otras cosas, porque "no hay una política común para el manejo de enfermedades emergentes transmisibles por transfusión", según puso de manifiesto Silvia Sauleda, bióloga del Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona, participante en un simposio en el marco del 66º Congreso de la SEHH, que se celebra estos días en Palma de Mallorca.
Bajo el título "Enfermedades infecciosas transmisibles por los componentes sanguíneos: situación actual en nuestro país", Sauleda disertó sobre los principales riesgos ligados a los componentes sanguíneos, procedentes de virus, bacterias, parásitos, entre otros agentes. De ahí la importancia de la selección de los donantes de sangre, según recalcó, además de asegurar su seguridad. Solo en España se cuenta con 1,7 millones de donaciones de sangre al año, siendo el 100% donantes voluntarios no remunerados, según los datos expuestos.
Preservar la seguridad transfusional
Para preservar dicha seguridad se cuenta con diversas herramientas a las que hizo referencia Silvia Sauleda, partiendo de la legislación vigente. Al respecto, recientemente, se ha puesto en marcha el nuevo reglamento europeo para sustancias de origen humano (SOHO), con fecha de aplicación desde el pasado mes de agosto de este año, por el que se deroga las respectivas directivas anteriores relativas a sangre, tejidos y células, y con el objetivo de armonizar en términos de seguridad y calidad toda la normativa existente en los Estados miembros de la UE. Su plazo de transposición está abierto hasta el próximo agosto de 2027. También se cuenta, como enumeró la representante del Banco de Sangre de Barcelona, con las guías de calidad y la relevancia clínica. A ello se suman las innovaciones técnicas y otras medidas coste-efectivas.
Con respecto a nuevos pasos dados en relación con las enfermedades emergentes se ha creado una serie de Comités de Expertos, promovidos por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) encargados de aspectos técnicos relacionados con el cribado o la selección de donantes, según explicó.
En relación a nuevas amenazas emergentes, la ponente se detuvo en los posibles efectos derivados de los virus del Nilo y Usutu, del género flamivirus, transmitidos por mosquitos y que comparten manifestaciones clínicas: síndrome pseudogripal y sintomas neurológicos, entre otros y cuya transmisión por donación de sangre constituye un riesgo. De hecho, según los datos que aportó, en el caso del Usutu, de los 105 casos registrados en Europa entre 2012 y 2021, 96 fueron de contagios mediante donaciones de sangre.
En definitiva, como indicó, dada la amenaza que representan una serie de factores como la proliferación de virus transmitidos por los mosquitos, sumado a los efectos del cambio climático y de los movimientos poblacionales "los bancos de sangre tenemos que entrar en la dinámica del OneHealth y extender las alertas para frenar el riesgo y preservar la seguridad transfunsional".