El virus de la hepatitis E infecta a unos 70 millones de personas cada año, y se considera la forma más común de hepatitis aguda, además de un importante problema de salud mundial. Ahora, investigadores de la Universidad y del Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) han podido constatar cómo las células ...
El virus de la hepatitis E infecta a unos 70 millones de personas cada año, y se considera la forma más común de hepatitis aguda, además de un importante problema de salud mundial. Ahora, investigadores de la Universidad y del Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) han podido constatar cómo las células hepáticas infectadas secretan una proteína viral que reacciona con los anticuerpos en la sangre y puede formar complejos que pueden dañar la estructura filtrante de los riñones. "En la mayoría de los casos, la infección es asintomática o leve. Sin embargo, a veces no solo se producen daños graves en el hígado, sino también en los riñones", explicó, al respecto, el prof. Achim Weber, catedrático de patología de la Universidad y del Hospital Universitario de Zúrich.
De acuerdo con los hallazgos publicados, recientemente, en ´Nature Communications´, las células hepáticas infectadas producen un exceso de una proteína viral que puede unirse a otras proteínas virales para formar una envoltura viral. Como el material genético del virus se replica en una medida mucho menor, la gran mayoría de las envolturas permanecen vacías cuando son secretadas por las células hepáticas. De esta forma ingresan al torrente sanguíneo, donde son detectadas por el sistema inmunológico, que luego forma anticuerpos que se adhieren a las proteínas virales.
Estos complejos de anticuerpos y envoltura viral se depositan en las estructuras de filtrado de los riñones, conocidas como glomérulos. Si los complejos se acumulan más rápido de lo que se eliminan, pueden dañar los glomérulos y desencadenar lo que se conoce como glomerulonefritis, un patrón de daño que, en el peor de los casos, puede provocar insuficiencia renal.
Concienciar sobre la hepatitis E
El equipo de investigadores de Weber descubrió este mecanismo cuando investigaban la causa de muerte de un paciente que había recibido un riñón nuevo años antes. "De la historia clínica del paciente se desprendía que su hepatitis E crónica no había sido diagnosticada de inmediato. Esto no es algo infrecuente, ya que la enfermedad todavía recibe muy poca atención en Europa", explicó el prof. Weber.
Estos investigadores tienen la esperanza de que el descubrimiento ayude a concienciar sobre este tipo de hepatitis. "Esto beneficiará a los afectados. Si la enfermedad está causada por el virus de la hepatitis E, los equipos médicos pueden tomar medidas a tiempo, por ejemplo administrando sustancias para detener la replicación del virus y, por lo tanto, prevenir una insuficiencia renal inminente", según el prof. Weber.
Con los métodos desarrollados por Weber y su equipo para detectar las proteínas de la hepatitis E, los patólogos podrían determinar si el virus está involucrado en la glomerulonefritis.