Cada vez somos y seremos más mayores. Según las previsiones, en el año 2050 la esperanza de vida para ambos sexos llegará a los 87 años; hoy es la media es de 83. Y para el mismo año, la población mayor de 65 años va a representar un 32% del ...
Cada vez somos y seremos más mayores. Según las previsiones, en el año 2050 la esperanza de vida para ambos sexos llegará a los 87 años; hoy es la media es de 83. Y para el mismo año, la población mayor de 65 años va a representar un 32% del total de la población. Partiendo de esa realidad, el salón de actos del Hospital de Monforte de Lemos (Lugo) ha acogido este viernes 8 de noviembre el coloquio `¿Cómo hemos cambiado? Enfermedad, sanidad y salud en mayores. Crónica desde la Atención Primaria´, en el que han coincidido todos los presidentes que ha tenido hasta la fecha la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG): Pilar Rodríguez Ledo, que detenta actualmente esta responsabilidad, Antonio Fernández-Pro Ledesma (presidente de 2015 a 2023), Benjamín Abarca (presidente de 2007 a 2015), José Manuel Solla (de 2001 a 2007), Juan José Rodríguez Sendín (entre 1995 y 2001) e Ignacio Burgos (de 1988 a 1995).
Moderados por Inmaculada Ramos, directora del Distrito Sanitario de Monforte de Lemos, los presidentes de la SEMG han compartido los cambios y evolución de los desafíos asistenciales y sanitarios en la atención a los mayores en Primaria en los últimos 35 años.
Ejerciendo de portavoz, Benjamín Abarca da respuesta a la pregunta que da título a la charla desde su propia experiencia. "Yo empecé en un servicio de urgencias en Madrid. Por aquel entonces, finales de 70, no se parecía en nada a la urgencia de ahora. No se parecía ni en los transportes, ni en las patologías, y mucho menos en las terapéuticas.
En el 79 me fui con mi plaza a una zona rural de Lugo. Allí llegué dotado con toda la tecnología punta: los talonarios de receta y un bolígrafo. Eso fue todo lo que me dio el Insalud. De ahí pasé a otra zona rural, pero de villa. Allí ni siquiera el más viejo del lugar tenía centro de salud, ni nada por el estilo. Así que montamos una clínica tres compañeros. La dotamos con radiología, hacíamos placas, química seca, electrocardiografía. Y teníamos un sillón de dentista donde hacíamos extracciones a toda la comarca".
El siguiente destino del ex presidente de la SEMG fue un ambulatorio en la ciudad, "donde me fui con la mitad del salario y, empecé a tratar a 80 pacientes diarios". "Hacíamos recetas como churros en un horario máximo de dos horas y media", relata.
Ya por aquel entonces, comenta Abarca, "la inmensa población que veíamos entonces era mayor". Aunque con una especificación: "mayor de aquel entonces, con 60 y pico años". "En el 89 tuve la suerte de dirigir uno de los primeros equipos de Atención Primaria. Fue en el centro de salud de La Milagrosa, ateníamos a una población de 35.000 personas. Éramos casi 50 compañeros entre médicos, enfermeros, etc. También en ese momento empezamos a elaborar protocolos del adulto que luego extendimos por España", prosigue.
Empezaba así la etapa de oro de la AP, cuyo fin comenzó a partir de 2008 "en una era oscura con los recortes". "En ese momento empezaron los problemas de recursos humanos, de la reposición de las plazas… Que por desgracia seguimos viviendo hasta la fecha", reflexiona el doctor.
Atención dotada de recursos, pero falta de "humanidad"
En ese punto, Juan José Rodríguez Sendín destaca que "estamos perfectamente dotados. Los centros de salud han cambiado radicalmente, nos han llenado de ecografía, cirugía menor, espirometría, etc. ". Sin embargo, "es curioso que la transversalidad de la AP se ha ido distanciando poco a poco. Hoy día es una quimera para mucho, porque no hay continuidad de los profesionales para poder mantener la longitudinalidad".
Así las cosas, ¿qué es lo que ha cambiado con respecto a esa paciente que antes el médico de primaria escuchaba muy bien? A su modo de ver, "sigue teniendo los mismos problemas, hay que seguir atendiéndole de forma integral, intentando coordinar a terapeutas y tratamientos". "Esta es la situación del enfermo crónico, el perfil mayoritario. No obstante, no tenemos tiempo posible para poderlo atender así", lamenta. Es decir, "la oferta tecnológica ha mejorado muchísimo en las últimas décadas, pero sin embargo, la gente se sigue quejando de que no se los escucha".
En opinión de José Manuel Solla, lo que ha cambiado respecto a la atención de la persona mayor es, principalmente, "que la medicina ahora está enfocada a la prevención, en aquel entonces no existía la medicina preventiva en primaria". Así pues, "antes el anciano iba cuando estaba muy malito, a nadie se le ocurría acudir para revisarse la tensión".
Por su parte, Pilar Rodríguez Ledo sostiene que "cuando empezamos a trabajar hace mucho años no nos preocupábamos por la opinión del paciente". Pero sin embargo, tampoco se hablaba de la necesidad de humanizar. "Ahora estamos muy preocupados por incluir al paciente, y también de humanizar. Algo debe estar pasándonos, algo no debemos estar haciendo bien, porque a veces actuamos sistemáticamente, y eso sí que no ha cambiado, sin preguntarnos para qué las hacemos. El asunto no está en preguntarle al paciente, sino en hacer algo con la respuesta que nos da el paciente. Y en ese sentido, es muy mejorable nuestra labor", afirma la actual presidenta de la SEMG.
A su modo de ver, "hemos cambiado todos en la sociedad del presente, tanto nosotros, como los pacientes, como las propias instituciones". No obstante, la organización y el modelo, no. No se han adaptado a nada. "Cambia la tecnología, la rapidez diagnóstica, que mecanizamos la atención, que tenemos un protocolo. Pero nuestros pacientes no son A+B. Y se sigue quejando de que no atendemos a sus necesidades".
Por eso, remata, "más allá de lo que hemos cambiado, lo hay que hay que plantearse sobre qué tenemos que cambiar".