Desde un punto de vista clínico, no ceñirse a las estrategias que mejoran el perfil lipídico, como seguir una dieta saludable y hacer ejercicio, puede empeorar el impacto negativo de los lípidos nocivos en el cerebro. Así lo constata un estudio preliminar que forma parte del contenido de las Sesiones Científicas ...
Desde un punto de vista clínico, no ceñirse a las estrategias que mejoran el perfil lipídico, como seguir una dieta saludable y hacer ejercicio, puede empeorar el impacto negativo de los lípidos nocivos en el cerebro. Así lo constata un estudio preliminar que forma parte del contenido de las Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) que se van a celebrar en Chicago a partir del próximo sábado 16 de noviembre.
Este trabajo científico podría agregar una pieza importante al rompecabezas de la preservación de la salud cerebral al proporcionar evidencia de que el aumento de la variabilidad en los niveles de colesterol está asociado con el deterioro cognitivo.
El estudio incluyó a 9.846 participantes del estudio ASPREE. La edad promedio de los participantes era de 74 años; el 55 % eran mujeres y el 96 % eran adultos blancos. El 87 % de los participantes vivían en Australia y el 13 % en EE. UU. y se inscribieron en dicho ensayo entre 2010 y 2014. Si bien un tercio tomaba medicamentos para reducir el colesterol, ninguno de los casi 10.000 participantes comenzó, interrumpió o cambió la medicación para reducir los lípidos durante el período de seguimiento.
Efectos de las fluctuaciones
Las variaciones altas (en el 25% superior) en el colesterol total se asociaron con un aumento del 60% en la demencia y un aumento del 23% en el deterioro cognitivo.
Las fluctuaciones del colesterol de lipoproteína de baja densidad (colesterol LDL o colesterol "malo") y del colesterol total se asociaron con descensos significativamente más rápidos en los puntajes generales de las pruebas de salud cognitiva y de las pruebas que involucran memoria y velocidad de reacción. Además, aquellas variaciones elevadas en los niveles de lipoproteínas de alta densidad (colesterol HDL "bueno") o triglicéridos no se asociaron con la demencia o el deterioro cognitivo.
Desde el punto de vista de los autores, una posible explicación de dicha asociación entre colesterol y demencia parte de que las fluctuaciones significativas en los niveles de colesterol total y LDL pueden desestabilizar las placas ateroscleróticas, que están compuestas principalmente de colesterol LDL. Esta desestabilización puede aumentar el riesgo de crecimiento de la placa, ruptura y posterior obstrucción del flujo sanguíneo en el cerebro, lo que, por lo tanto, puede afectar la función cerebral.
"Si las investigaciones futuras confirman una relación de causa y efecto, la reducción de la variabilidad del colesterol podría ser un objetivo terapéutico prometedor para la demencia. Es importante destacar que nuestros resultados no deben interpretarse erróneamente como una sugerencia de que reducir el colesterol mediante modificaciones del estilo de vida o medicamentos para reducir los lípidos es perjudicial para la salud cerebral", comentó uno de los autores, el Dr. Zhen Zhou, investigador postdoctoral en la Escuela de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Monash en Melbourne.