Científicos de la Universidad Médica de Viena han establecido que la proporción entre el fibrinógeno y la albúmina (PFA) en el suero es factor pronóstico independiente, predictivo de supervivencia global (SG), en pacientes con tumores en la región gastroesofágica. En el total de 135 pacientes evaluados la SG fue significativamente ...
Científicos de la Universidad Médica de Viena han establecido que la proporción entre el fibrinógeno y la albúmina (PFA) en el suero es factor pronóstico independiente, predictivo de supervivencia global (SG), en pacientes con tumores en la región gastroesofágica. En el total de 135 pacientes evaluados la SG fue significativamente inferior en los que presentaron valores de PFA elevados, manteniéndose esta asociación después de considerar el impacto de otras variables clínicas sobre la supervivencia.
Sebastian Schoppmann, director del estudio, afirma que en estos pacientes el riesgo de muerte temprana fue un 145% mayor, en comparación con lo que presentaron valores bajos de PFA. Este valor fue comparable al asociado al estadio cT2, en el que el riesgo de mortalidad fue un 176% mayor, asegura el investigador. Notablemente, el valor predictivo de la PFA fue superior al de la albumina o el fibrinógeno por separado. Schoppmann prosigue indicando que aunque el carcinoma esofágico de células escamosas ha predominado tradicionalmente, en las últimas décadas ha sido constatado un incremento en la incidencia del adenocarcinoma de la unión gastroesofágica, especialmente en países desarrollados.
A pesar de los beneficios aportados por la terapia multimodal en este último tipo de tumor, la prognosis sigue siendo pobre, con una supervivencia que apenas alcanza el 20% a los 5 años. Dado que hasta ahora los indicadores pronósticos histopatológicos han estado basados en parámetros postquirúrgicos relativos al tumor, tales como su diferenciación, la afectación ganglionar y el margen de resección, la disponibilidad de un biomarcador prequirúrgico puede contribuir a la toma de decisiones terapéuticas, concluye Schoppmann.