Si bien la actividad física está asociada con una amplia gama de ventajas para la salud y, en concreto, para la cognitiva y cerebral, aún se desconoce si el ejercicio físico diario está asociado con beneficios cognitivos inmediatos. Precisamente en ello se ha centrado un reciente estudio de la Facultad ...
Si bien la actividad física está asociada con una amplia gama de ventajas para la salud y, en concreto, para la cognitiva y cerebral, aún se desconoce si el ejercicio físico diario está asociado con beneficios cognitivos inmediatos. Precisamente en ello se ha centrado un reciente estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Penn State (EEUU).
El equipo investigador halló que las personas de mediana edad que realizaban movimientos cotidianos mostraban una mejora en la velocidad de procesamiento cognitivo equivalente a la de cuatro años más jóvenes, independientemente de si la actividad fuera de menor intensidad, como pasear al perro o hacer tareas domésticas, o de mayor intensidad, como correr.
Y es que para el profesor de neurología en la Facultad de Medicina y de psicología en la Facultad de Artes Liberales de Penn State, Jonathan Hakun, todo movimiento es importante, incluso, el realizado a diario cuenta como una fuente de actividad física acumulada que podría acreditarse para un estilo de vida saludable y puede tener algún impacto directo en la salud cognitiva".
El equipo de investigación aprovechó la tecnología de los teléfonos inteligentes para interactuar con los participantes varias veces durante su vida diaria mediante un protocolo llamado evaluación ecológica momentánea. A lo largo de nueve días, los participantes se conectaron seis veces al día, aproximadamente cada 3,5 horas.
El equipo analizó los datos de 204 participantes, entre 40 y 65 años y residentes del Bronx, Nueva York, sin antecedentes de deterioro cognitivo, que fueron reclutados para el Estudio de dieta saludable multicultural para reducir el deterioro cognitivo y el riesgo de Alzheimer.
Estos informaron, durante cada registro, si habían estado físicamente activos. Si estaban activos, se les pidió que calificaran la intensidad de su actividad: ligera, moderada o vigorosa. Por ejemplo, caminar y limpiar se consideraron de intensidad ligera, mientras que correr, montar en bicicleta y hacer senderismo con esfuerzo se consideraron de intensidad vigorosa. Seguidamente, se les solicitó que jugaran dos "juegos mentales", uno diseñado para evaluar la velocidad de procesamiento cognitivo y el otro, para evaluar la memoria de trabajo, que según Hakun puede ser un indicador de la función ejecutiva.
Los investigadores observaron que cuando los participantes informaron haber estado físicamente activos en algún momento de las 3,5 horas anteriores, mostraron mejoras en la velocidad de procesamiento equivalentes a una media de cuatro años más jóvenes. Si bien no se observaron mejoras en la memoria de trabajo, el tiempo de respuesta durante la tarea de memoria de trabajo reflejó las mejoras observadas en la velocidad de procesamiento.
"A medida que envejecemos, nos volvemos más lentos, tanto física como cognitivamente. La idea aquí es que podemos contrarrestalo momentáneamente mediante un poco de movimiento adicional que dé un impulso, ", según el prof. Hakun. Además, las personas que informaron ser más activas experimentaron mayores beneficios a corto plazo en comparación con aquellas que informaron realizar menos actividad física en general.
El estudio evidencia, por tanto, que los beneficios para la salud cognitiva pueden aumentar con la actividad física regular. Sin embargo, según sus autores, "se necesita más investigación para comprender en qué medida la actividad física y la frecuencia y el momento de la actividad influyen en la salud cognitiva. En este sentido, según el prof Hakun, "las futuras investigaciones pueden incluir la combinación de la evaluación momentánea ecológica con herramientas de monitoreo de la actividad para rastrear mejor la asociación entre la actividad física observada, el comportamiento y los resultados cognitivos".