La medicina basada en valor busca resultados valorados por los pacientes más que por los profesionales sanitarios. Es decir, el enfoque de la medicina basada en valor supuso un cambio de paradigma en la medicina y los cuidados de la salud, donde la parte más relevante se convierte en el ...
La medicina basada en valor busca resultados valorados por los pacientes más que por los profesionales sanitarios. Es decir, el enfoque de la medicina basada en valor supuso un cambio de paradigma en la medicina y los cuidados de la salud, donde la parte más relevante se convierte en el valor que experimentan los pacientes. Así, Porter propuso medir el valor de la atención sanitaria como el resultado obtenido en los pacientes dividido por el coste de la atención prestada. Jaume Morera, del Hospital de Crónicos La Pedrera (Alicante), lo explicó en la 76ª edición de la Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
En su centro están trabajando en PREM, en accesibilidad, en costes, en bienestar profesional y en resultados de salud tanto con PROM como con resultados clínicos tradicionales. Las iniciativas pueden llegar a los centros. En 2017 apareció el movimiento Right Care, con lo que no hay que hacer. Razonó que los pacientes deben poder confiar su vida y su salud a los profesionales médicos. Hay que ganarse la confianza de los pacientes.
Aclaró que se considera buena práctica aquella intervención o experiencia realizada que responde a las líneas estratégicas del Sistema Nacional de Salud (SNS), basada en el mejor conocimiento científico disponible, que haya demostrado ser efectiva, pueda ser transferible y represente un elemento innovador para el sistema sanitario. Debe cumplir con los criterios de adecuación, pertinencia y evaluación. Además de estar basada en el mejor conocimiento disponible, ha de ser efectiva. El enfoque de género está claro y no ha de discriminar. Ha de fomentar la participación de los pacientes. Concluyó que las buenas prácticas suponen una metodología para identificar e implementar una amplia variedad de elementos dirigidos a mejorar la calidad de la asistencia, la Investigación y la gestión de los Establecimientos y Sanitarios.
De la teoría a la práctica. María Bestué, del Hospital Universitario Miguel Servet, habló de buenas prácticas vinculada a la participación del paciente, "porque una buena decisión se adopta cuando se está informado". Se refirió a la historia personal de salud (HPS). Es una aplicación electrónica en la que los pacientes tienen control sobre la información de su salud. La gestiona el propio individuo, aunque los profesionales pueden editarla. Se necesita la herramienta digital. En España por ahora no está implementada, sí en Reino Unido. Para el paciente no supone ningún coste, es voluntario. Y puede decidir que comparte todo o una parte. Ofrece herramientas de soporte y asistencia. Los planes de cuidados que se pueden realizar con los proveedores de la asistencia es uno de los valores añadidos que proporciona.
Lydia López Manzanares, del Hospital Universitario de La Princesa, se centró en un proyecto piloto de consulta virtual directa de Atención Primaria (AP) a una unidad de trastornos del movimiento (TM) en un hospital terciario. Hicieron un proyecto para estudiar la eficacia. "Es un modelo eficaz, productivo y eficiente. Somos capaces de hacerlo bien", expresó. Se desarrollaron unas sesiones formativas. Manifestó que un modelo de consulta virtual directa entre AP y unidades de TM evita la duplicación de consultas, demoras innecesarias, emisión de gases contaminantes y gasto en exploraciones complementarias.
Por último, Joaquín Escudero Torrella, del Hospital General Universitario de Valencia, dijo que una de las cuestiones de fomento de las buenas prácticas es la perseverancia. Opinó que es un modelo seguro, eficiente y muy satisfactorio para el paciente y el profesional y que permite el abordaje de una situación difícil. Una buena práctica supone querer ser mejor.