Científicos de la Universidad de Utah han determinado que las personas de entre 20 y 60 años de edad que se han tatuado en cualquier momento de su vida, presentan más riesgo que el de la población general de desarrollar linfoma linfocítico pequeño y leucemia linfocítica crónica, y riesgo aún ...
Científicos de la Universidad de Utah han determinado que las personas de entre 20 y 60 años de edad que se han tatuado en cualquier momento de su vida, presentan más riesgo que el de la población general de desarrollar linfoma linfocítico pequeño y leucemia linfocítica crónica, y riesgo aún mayor de sufrir infrecuentes linfomas de células B maduras, de tipo no-Hodgkin. El riesgo de otros linfomas no-Hodgkin más frecuentes también fue significativamente mayor en los casos en el que el primer tatuaje tuvo lugar 10 o más años atrás, aunque no fue hallada ninguna asociación con los tatuajes más recientes. Estos tatuajes realizados en el pasado distante mostraron una asociación adicional con el riesgo de síndromes mielodisplásicos y de leucemia mieloide crónica.
Rachel McCarty, directora del estudio, afirma que aunque las estimaciones realizadas son imprecisas, casi un tercio de la población adulta estadounidense lleva tatuajes, siendo esta tendencia creciente. La científica prosigue indicando que los tintes de tatuaje comúnmente utilizados pueden contener cantidades variables de metales pesados y de otros componentes clasificados como potenciales carcinógenos por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer.
Estudios previos han demostrado que algunos de estos componentes pueden alterar el metabolismo de las células linfoides y mieloides, o bien ser descompuestos por la luz solar, generando compuestos tóxicos adicionales y especies reactivas del oxígeno, asegura la investigadora. McCarty concluye señalando que los actuales resultados deben ser tomados con cautela, ya que a pesar del considerable tamaño de la muestra analizada, la representación de cada subtipo de cáncer hematológico ha sido limitada.