En las enfermedades raras pero debilitantes que afectan al sistema inmunitario tienen en común que dicho sistema se vuelve hiperactivo y ataca los propios tejidos del organismo. Las enfermedades raras y debilitantes afectan más a las mujeres que a los hombres y, por lo general, durante sus años reproductivos. Entre este tipo ...
En las enfermedades raras pero debilitantes que afectan al sistema inmunitario tienen en común que dicho sistema se vuelve hiperactivo y ataca los propios tejidos del organismo. Las enfermedades raras y debilitantes afectan más a las mujeres que a los hombres y, por lo general, durante sus años reproductivos.
Entre este tipo de patologías se encuentra el lupus eritematoso sistémico (una inflamación del tejido conectivo caracterizada por erupciones cutáneas, dolor e hinchazón de las articulaciones, inflamación de los riñones e inflamación del tejido que rodea el corazón), el síndrome de Sjögren (que afecta a las glándulas endocrinas, en particular las que producen lágrimas y saliva) y la miopatía inflamatoria (que causa debilidad muscular, inflamación y dolor).
Al respecto, una nueva investigación de la que se hace eco la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESRHE, por sus siglas en inglés), a través de su publicación 'Human Reproduction', sugiere que las mujeres con problemas de fertilidad podrían tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas a los casi 10 años posteriores a un parto concebido naturalmente en comparación con aquellas que no presentan problemas de fertilidad.
Los investigadores, de la Universidad de Toronto Scarborough (Canadá), analizaron datos sobre 568.053 nacimientos únicos entre 2012 y 2021 entre 465.078 mujeres de entre 18 y 50 años sin enfermedad renal crónica aguda preexistente conocida. Durante el estudio, analizaron a mujeres sin infertilidad que concibieron de forma natural (88% del grupo) y las utilizaron como grupo de referencia para medir los resultados de otros tres grupos: mujeres con infertilidad que no recibieron tratamiento de fertilidad (9,2% del grupo); mujeres con infertilidad que recibieron tratamiento de fertilidad no invasivo, como inducción de la ovulación o inseminación intrauterina (1,4%); y mujeres con infertilidad que recibieron tratamiento de fertilidad invasivo, como fertilización in vitro (FIV) o inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), 1,4% del grupo.
Para el trabajo, tuvieron en cuenta factores que podrían afectar los resultados, como la edad en el momento del parto, enfermedades preexistentes como diabetes, obesidad y endometriosis, tabaquismo materno y antecedentes reproductivos, como preeclampsia, partos previos y muerte fetal. Asimismo, realizaron un seguimiento de las personas seleccionadas, durante un promedio (mediana) de 6,5 años, con un rango de cuatro a nueve años.
"Descubrimos que las mujeres que experimentaron infertilidad pero no utilizaron tratamientos de fertilidad tenían un 25 % más de probabilidades de desarrollar este tipo de enfermedades hasta nueve años después del parto. Este mayor riesgo persistió incluso después de tener en cuenta otras complicaciones del embarazo relacionadas con el sistema inmunitario que estas mujeres podrían haber enfrentado", tal como expuso la primera autora del estudio, Dra. Natalie V. Scime, del Departamento de Salud y Sociedad de la Universidad de Toronto Scarborough.
Marcador de riesgo
En síntesis, por cada 10.000 mujeres seguidas durante un año, los científicos se encontraron con alrededor de nueve casos nuevos de enfermedades reumáticas autoinmunes en mujeres sin infertilidad y 13 casos nuevos en mujeres con infertilidad que no utilizaron tratamientos de fertilidad. Curiosamente, aquellas que utilizaron tratamientos de fertilidad, bien métodos no invasivos como medicamentos para inducir la ovulación o procedimientos más invasivos como la fertilización in vitro , no mostraron este aumento del riesgo.
Estos hallazgos, en opinión de estos investigadores, son importantes porque sugieren que la infertilidad puede ser un marcador de riesgo importante para la enfermedad reumática aguda en mujeres que dan a luz. La enfermedad reumática aguda puede ser difícil de diagnosticar, ya que a menudo se necesitan años de síntomas sin tratar y múltiples visitas al médico antes de que se pueda hacer un diagnóstico adecuado. De ahí, la importancia de la detección temprana para prevenir el daño orgánico, mejorar los resultados del tratamiento y ayudar a las pacientes a mantener la mejor calidad de vida posible.
"Nuestro trabajo demostró que el tratamiento de la infertilidad presenta una oportunidad para que los médicos examinen cuidadosamente a las mujeres para detectar síntomas reumáticos, como fatiga inexplicable, dolor en las articulaciones o erupciones cutáneas, y síntomas ginecológicos superpuestos, como disfunción sexual, e inicien un estudio diagnóstico o una derivación a un reumatólogo cuando sea necesario", concluyó la Dra. Scime.