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El descubrimiento médico más importante del siglo XXI es contra la obesidad

Aunque llevamos apenas 24 años de la presente centuria, la medicina toma medidas drásticas contra la obesidad y pone difícil nuevos hallazgos para lo que resta de siglo. Lo que supone una esperanza para un mayor control o incluso la supresión de multitud de casos de diabetes, tumores y enfermedades neurodegenerativas del adulto debidos o relacionados con la obesidad. Con cifras de pérdida de peso que se acercan a la cirugía bariátrica con farmacoterapia. 

05/12/2024

En vísperas de fin de semana largo en el que la población tenderá a ingerir más alimento del necesario, sigue el eco de la última sesión convocada por  la Fundación Ramón Areces (FRA) en el que se tendió un puente entre la paleontología y la endocrinología para argumentar que estamos realmente entrando ...

En vísperas de fin de semana largo en el que la población tenderá a ingerir más alimento del necesario, sigue el eco de la última sesión convocada por  la Fundación Ramón Areces (FRA) en el que se tendió un puente entre la paleontología y la endocrinología para argumentar que estamos realmente entrando en una nueva era para el abordaje de la obesidad.

Profª María Vallet

La profesora y doctora en ciencias químicas María Vallet, miembro del consejo científico de la FRA, resumió el eminente cursus honorum del doctor Tinajones. Figura de relieve frente al problema de salud pública nacional y mundial como es la obesidad. A la vista de que hay más población con sobrepeso que con peso correcto en el planeta por señales de apetito-saciedad que ahora se comprenden y usan mejor. Dado que ya disponemos de fármacos que dicen al intestino, y este al cerebro, que el paciente tiene que dejar de comer.

Dr Francisco José Tinajones Madueño

El protagonista de la sesión, doctor Francisco José Tinajones Madueño, jefe de endocrinología y nutrición  del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, atribuyó al 60-65% de la población su condición de obesa o con sobrepeso. Junto a malas perspectivas de futuro recibidas desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias sanitarias. Con altas tasas de patología entre los 6 y los 9 años de edad según recogió el estudio Aladino. Una enfermedad con enorme cantidad de patologías relacionadas por acumulación de grasa en cualquier parte del cuerpo.

Respecto a sus costes, el conferenciante recordó que la obesidad es el problema número cinco del ranking de enfermedades a pesar de lo cual la población suele ignorar este hecho al responsabilizar al paciente. A pesar de que la obesidad no sólo es comer mucho y andar poco porque convergen en ella muchos factores propios de vivir en contextos obesogénicos.

Del abordaje hospitalario existente explicó que se organiza en programas estructurados con equipos de nutricionista, enfermera educadora y preparador físico durante seis meses. Con el problema de que el 33% de los pacientes no acude a consulta y de que sólo el 23% llega hasta el final. De forma que sólo uno de cada diez pacientes logra controlar parcialmente su peso, con riesgo de ganancia también transcurrido tiempo.

De los tratamientos comercializados durante el siglo XX, como sibutramide, rimonabant, dexfenfluramina, fenfluramine, mazindol, aminorex, phentermine o dinitrophenol, concluyó que supusieron un completo fracaso por no conseguir bloquear el sistema del apetito a nivel del sistema nervioso central, y por efectos secundarios que motivaron el descarte de estos medicamentos que sólo, en el caso del de mayor eficacia, apenas conseguían una reducción del peso del 5%, ya fuera con anfetaminas o con moduladores de la serotonina.

Así fue hasta la llegada de los análogos de GLP-1 cuyos investigadores giraron el foco hacia el intestino, órgano que informa al cerebro de la llegada del alimento para que cese la sensación de apetito. Inspiración que centró la atención en distintas moléculas anorexigénicas.  Hasta llegar a semaglutida, el conocido ozempic originalmente pensado para la diabetes, capaz de bajar el peso un 16%. Fármaco evolucionado a wegovy y mounjaro-tirzepatida, este último al combinar semaglutida y la molécula que actúa sobre GIP en duodeno, con ampliación al 22,5% en pérdida de peso, cercana a los resultados de la cirugía barátrica. Al lograr estos fármacos esa eficacia para la mitad de los pacientes y reducciones importantes para el resto. 

En una panoplia en investigación que actualmente incluye el glucagon y amylin en páncreas y PYY en íleo, este último donde ya se actúa con GLP-1 y GIP, por su parte en duodeno. En la confianza de que nuevas combinaciones amplíen los porcentajes de eficacia. Sin negar que existen efectos secundarios entre los que destacó la pérdida de masa muscular y el enlentecimiento del intestino por la placidez que producen, también con diarreas iniciales. Con el problema de que la retirada del fármaco conlleva el regreso del apetito con riesgo alto de ganancia de peso. Lo que convierte estas terapias en medicamentos de uso crónico.

Atribuyó esta eficacia al corregir una adaptación evolutiva muy positiva como especie pero que el siglo pasado se volvió dañiña. Una historia que hunde sus raíces en el surgimiento de los homínidos en el planeta, hace aproximadamente siete u ocho millones de años. En el periodo mioceno en el que su hábitat era idílico al ser una selva infinita y tupida. Con una sobreabundancia de frutas ante la que nuestros ancestros desarrollaron diversas señales anorexigénicas que les evitara el sobrepeso y las caídas de los árboles con resultados fatales. Hasta que llegó la edad de hielo del pleistoceno hace 2,8 millones de años con desaparición de los bosques. Para dar lugar a adaptaciones como unas piernas más desarrolladas que los brazos al adoptar el bipedismo y acumular grasa porque no se podía comer todos los días.  Hasta el punto de estar en riesgo de extinción según la revista Science al cifrar en poco más de un millar los homínidos que mantuvieron la línea de la evolución en aquellos páramos helados. 

Creció entonces el estómago hasta sus dos litros actuales que, llenos de carne aportan 6.000 calorías válidos para buscar nuevo alimento durante tres días. Cuando hoy nos bastaría un estómago de cuarto de litro, como se consigue por otro lado con la cirugía bariátrica. En un proceso prehistórico en el que, lógicamente, las señales anorexigénicas quedaron embotadas. 

Hasta los últimos 50 ó 60 años en los que se produjo una vuelta al "paraíso" al cambiar los bosques repletos de frutas del mioceno por los supermercados. Fenómeno inédito en la historia que empezó a desarrollarse después de la Segunda Guerra Mundial. De forma que la genialidad de los investigadores ha sido potenciar químicamente esas señales que provocan la saciedad, actuando en el intestino y no sobre el cerebro directamente, como se había intentado infructuosamente el siglo pasado.

Finalmente, el doctor Tinajones Madueño animó a que siga con fuerza la investigación porque sólo un 0,5%  de los casos de obesidad la causa es monogénica. Aunque espoleó igualmente a la Administración para que financie estos tratamientos porque parecería absurdo cubrir a diabetes pero no la obesidad que causa tal diabetes.  

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