Investigadores de la Universidad de Miami han diseñado un anticuerpo que bloquea la interacción entre la proteína Notch1 y sus ligandos, con efecto antitumoral en modelos de melanoma in vitro e in vivo. El tratamiento intraperitoneal en días alternos en ratones portadores de este tipo de tumores retrasó el crecimiento ...
Investigadores de la Universidad de Miami han diseñado un anticuerpo que bloquea la interacción entre la proteína Notch1 y sus ligandos, con efecto antitumoral en modelos de melanoma in vitro e in vivo. El tratamiento intraperitoneal en días alternos en ratones portadores de este tipo de tumores retrasó el crecimiento de los mismos, modificando favorablemente el microambiente tumoral. En éste fueron constatadas reducciones en la abundancia de ciertas células mieloides inmunosupresoras y de linfocitos T reguladores (Tregs), ambos involucrados en la progresión del tumor. En contraste, el número de linfocitos T citotóxicos aumentó.
Barbara Bedogni, directora del estudio, afirma que, en contraste con lo observado en animales tratados con inhibidores de la gamma-secretasa, los cuales bloquean de manera inespecífica todas las variantes de Notch, la terapia con el anticuerpo anti-Notch1 se asoció a indemnidad del tracto gastrointestinal. En efecto, estos ratones mantuvieron tanto su peso corporal como el nivel normal de proliferación de las criptas intestinales, asegura la científica.
Bedogni prosigue indicando que los inhibidores de la gamma-secretasa tampoco indujeron cambios favorables en el microentorno tumoral, causando la depleción tanto de los Tregs como de los linfocitos T citotóxicos. En experimentos ulteriores los investigadores descubrieron que el anticuerpo no sólo actúa sobre las células cancerosas, sino también sobre los linfocitos T CD8+, potenciando su citotoxicidad. Notablemente, la terapia de combinación con un agente anti-PD-1 tuvo un efecto sinérgico, con actividad antitumoral superior a la de cualquiera de los dos agentes por separado y mayor reducción de la frecuencia de Tregs en el microambiente tumoral, concluye la investigadora.