La hipertensión crónica en la mujer embarazada, definida como aquélla presente antes de la gestación o antes de las 20 semanas de embarazo, tradicionalmente se ha establecido por una presión arterial sistólica de 140 mm Hg o más, o una presión arterial diastólica de 90 mm Hg o más. Estas ...
La hipertensión crónica en la mujer embarazada, definida como aquélla presente antes de la gestación o antes de las 20 semanas de embarazo, tradicionalmente se ha establecido por una presión arterial sistólica de 140 mm Hg o más, o una presión arterial diastólica de 90 mm Hg o más. Estas pacientes tienen un mayor riesgo de resultados fetales y neonatales adversos, tales como preeclampsia, parto prematuro, muerte fetal, y bajo peso al nacer, entre otros.
Acerca de este tema, un estudio colaborativo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati (EEUU) arroja nueva luz sobre las pautas precisas para el momento del parto en madres embarazadas con hipertensión crónica. Las recomendaciones actuales recomiendan que el parto se realice entre las 37 y las 39 semanas, aunque, según los autores del nuevo trabajo, las mismas están basadas en evidencia limitada.
Para este trabajo, el primero de su tipo, publicado en la revista 'O&G Open', se utilizó un conjunto de datos de pacientes para demostrar por qué las 39 semanas son el momento óptimo. "Este estudio tiene una relevancia generalizada porque utilizó un conjunto de datos a gran escala que abarcó todos los nacimientos en los EE. UU. en el período de tiempo determinado para brindar recomendaciones basadas en datos sobre el momento del parto entre mujeres con hipertensión crónica", tal como explicó el autor correspondiente, el Dr. Robert Rossi, profesor asociado en el Departamento de Obstetricia y Ginecología y director de la División de Medicina Materno-Fetal.
Los resultados demostraron que entre el 3 y el 10 por ciento de las mujeres embarazadas padecen hipertensión que afecta el flujo sanguíneo al útero y la placenta y también al crecimiento del feto.
Puesto que el objetivo del momento del parto es optimizar los resultados perinatales al equilibrar los riesgos de muerte fetal con el embarazo en curso y los de morbilidad o mortalidad neonatal asociada con el parto prematuro, es por ello, que los autores de este trabajo defienden que las mujeres con hipertensión crónica no deberían permanecer embarazadas más allá de las 39 semanas de gestación, pero también pueden beneficiarse al evitar un parto prematuro, definido como antes de las 39 semanas, a menos que existan otras condiciones adversas.
Finalmente, estos investigadores consideran que en el futuro, "también será importante estudiar a las pacientes que reciben medicación para su hipertensión crónica durante el embarazo para ver si también deben dar a luz a las 39 semanas o si un parto más temprano es más beneficioso para este grupo específico".