Diagnosticar de forma adecuada es esencial para poder prescribir el mejor tratamiento. En el caso de la faringitis, un motivo muy frecuente de consulta al médico y de prescripción de antibióticos en atención primaria, se requiere un diagnóstico preciso para identificar a aquellos pacientes con dolor de garganta que tienen más probabilidades de albergar estreptococos del grupo A (GAS) y asegurar la prescripción certera de antibióticos. 

Desde hace cuatro décadas se vienen empleando, en muchos países, los 'criterios de Centor' como base para la decisión sobre pruebas adicionales para detectar la presencia de GAS y, por lo tanto, la posible prescripción de antibióticos. Y es que una evaluación poco confiable puede dar lugar a un tratamiento excesivo o insuficiente con antibióticos en pacientes con dolor de garganta agudo.

Carencia de evidencia científica

En este contexto,  investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) consideran que, actualmente, hay una carencia de evidencia científica que preocupa a medida que las consultas de atención médica digitales se han vuelto más frecuentes a raíz de la pandemia de la COVID-19. Desde su punto de vista, no está del todo claro hasta qué punto se pueden evaluar los criterios que identifican claramente la faringitis en el caso de las consultas de atención médica digitales en comparación con las presenciales.

Ello les motivó iniciar un estudio cuyos resultados se han publicado, recientemente, en la revista 'Infectious Diseases', con el objetivo de examinar si las evaluaciones digitales son tan fiables como los exámenes físicos para determinar si está justificado el tratamiento con antibióticos, partiendo de que durante las consultas de telemedicina para el dolor de garganta agudo, la evaluación convencional de los criterios de Centor, que implica el examen físico de los ganglios linfáticos y la garganta del paciente, suele ser sustituida, según su experiencia, por una interacción remota con el paciente.

Para el trabajo llevado a cabo por dichos investigadores, se seleccionaron 189 usuarios de centros de salud y de urgencias en la región sueca de Västra Götaland. Cada paciente del estudio se sometió a dos evaluaciones: una evaluación médica digital a través de un vídeo y un examen físico realizado por otro médico.

Los autores del estudio llegaron a la conclusión de que las consultas médicas digitales no son suficientes para evaluar algunos de los criterios más importantes, como la inspección de las amígdalas y el examen de los ganglios linfáticos. La principal razón de las condiciones insuficientes fue la dificultad para obtener una imagen adecuada de la garganta, ya que las amígdalas no eran visibles en el 32% de los casos y solo eran parcialmente visibles en el 11% de los casos. Otra razón fue la dificultad para obtener una calidad aceptable de la fotografía (7,6%) independientemente de si las amígdalas eran visibles.

Asimismo, se observaron condiciones insuficientes cuando los pacientes que se autoexaminaron los ganglios linfáticos tenían dudas (5,3%) y debido a problemas técnicos con la videollamada (1,1%).

 "Nuestro trabajo demuestra que, aunque las consultas médicas digitales son cómodas para muchos pacientes, no resultan lo suficientemente fiables para evaluar la amigdalitis. Para garantizar un diagnóstico y un tratamiento correctos, sigue siendo importante realizar una exploración física", según expuso una de las autoras, la Dra. Patrycja Woldan-Gradalska, estudiante de doctorado en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo y médica residente en la Clínica de Salud Sätila.

En definitiva, según defienden los autores de este trabajo, "la fiabilidad no es suficiente y se observan discrepancias entre la telemedicina y los exámenes presenciales tradicionales en lo que respecta a las evaluaciones cruciales necesarias para evaluar los criterios de Centor. Todo ello puede aumentar el riesgo de tratamiento excesivo o insuficiente del dolor de garganta".