La colangitis esclerosante primaria (CEP) es una enfermedad hepática autoinmune crónica caracterizada por la inflamación de los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. La colangitis crónica puede dañar gravemente el hígado, sin que existan, hasta el momento, tratamientos disponibles para retardar o detener el daño ...
La colangitis esclerosante primaria (CEP) es una enfermedad hepática autoinmune crónica caracterizada por la inflamación de los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. La colangitis crónica puede dañar gravemente el hígado, sin que existan, hasta el momento, tratamientos disponibles para retardar o detener el daño hepático relacionado con la CEP. La única forma de tratar esta patología es mediante un trasplante de hígado, pero la enfermedad puede reaparecer incluso después del procedimiento.
En este contexto, se ha realizado un estudio sobre el impacto del tipo de injerto en los resultados posteriores al trasplante de hígado para la colangitis esclerosante primaria, cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Hepatology International'.
Los científicos analizaron datos de registros de 2.966 adultos con colangitis esclerosante primaria que recibieron un trasplante de hígado en los EE. UU. entre 2010 y 2020 para explorar más a fondo qué impacto tiene el tipo de donante de trasplante de hígado en los resultados de los pacientes con colangitis esclerosante primaria.
La mayoría de los pacientes (90,4%) recibieron un trasplante de hígado donado después de la muerte cerebral (DBD). El resto se sometió a un trasplante de hígado donado después de la muerte circulatoria (DCD) (4,4%) o un trasplante de donante vivo (5,2%), ambos casos aumentaron con el tiempo.
La pérdida del injerto, donde el hígado trasplantado deja de funcionar correctamente, ocurrió en el 24,2% de los pacientes con un trasplante de donante vivo, el 18,3% en el grupo DBD y el 15,3% de los que tuvieron un trasplante DCD. Significativamente más pacientes del grupo de trasplante de donante vivo se sometieron a un segundo trasplante (15%) durante el período del estudio que en los grupos DCD (11%) y DBD (7%).
La supervivencia del injerto, o el tiempo durante el cual un hígado trasplantado funciona correctamente, fue comparable en los grupos DCD y DBD, pero tendió a ser más corta entre los que recibieron una donación en vida, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa.
La supervivencia general de los pacientes fue similar entre los tres grupos. No obstante, las tasas de éxito del trasplante mejoraron con el tiempo entre los que recibieron un trasplante de donante vivo, y la supervivencia de los pacientes en el grupo DCD también mejoró significativamente durante el período del estudio. Además, los pacientes con colangitis esclerosante primaria que recibieron un trasplante de donante vivo o de DCD mostraron una mejor supervivencia que aquellos que recibieron dichos trasplantes por razones no relacionadas con la colangitis esclerosante primaria.