Se estima que entre un 20% y un 50% de las personas con depresión también presentan alguna adicción, lo que se conoce como depresión dual. La depresión correlaciona con frecuencia con adicciones al alcohol y cannabis, además de otras sustancias como la cocaína y los opioides; y también está vinculada ...
Se estima que entre un 20% y un 50% de las personas con depresión también presentan alguna adicción, lo que se conoce como depresión dual. La depresión correlaciona con frecuencia con adicciones al alcohol y cannabis, además de otras sustancias como la cocaína y los opioides; y también está vinculada a adicciones sin sustancia, como el juego patológico o la adicción a las nuevas tecnologías.
"Cuando un individuo tiene depresión dual, la depresión puede actuar como un detonante o un factor mantenedor de la adicción, ya que muchas personas recurren al consumo de o a adicciones sin sustancia para aliviar los síntomas depresivos. Sin embargo, esta "solución" suele agravar el problema, perpetuando un ciclo de malestar emocional y dependencia", subraya el doctor Pablo Vega, vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).
Esta interrelación entre depresión y adicciones también se da en sentido inverso. Según la evidencia científica entre un 40% y un 60% de las personas con adicción desarrollan también depresión. "Este dato subraya la estrecha interrelación entre ambos trastornos, que no se limitan a coexistir, sino que a menudo comparten una base neurobiológica, genética y ambiental", apunta Vega. A ese respecto, según el médico experto en patología dual, diversos estudios recientes han identificado variantes genéticas comunes que predisponen tanto a la depresión como a las adicciones, afectando áreas clave del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa, la regulación emocional y el control de impulsos: "Este componente genético, combinado con factores ambientales como el estrés o los traumas tempranos, refuerza la necesidad de un abordaje integral que reconozca las raíces compartidas de ambos trastornos".
Un trastorno infradiagnosticado y generalmente mal abordado
Pese a esta evidencia, señala el experto, la depresión dual sigue siendo hoy en día un trastorno infradiagnosticado. "En muchos casos, los síntomas de una condición ocultan o enmascaran los de la otra, dificultando el diagnóstico preciso. Además, los sistemas de salud suelen tratar los trastornos de adicción y los trastornos mentales como problemas separados, lo que contribuye a pasar por alto la coexistencia de ambos", lamenta el portavoz de la SEPD, que destaca que esta fragmentación asistencial deja a muchos pacientes sin el tratamiento que necesitan.
De esta forma, por ejemplo, un paciente con una adicción al alcohol podrá recibir tratamiento para su dependencia; sin embargo, sus síntomas depresivos subyacentes por regla general no serán abordados. "No tratar ambos trastornos de forma integrada incrementa el riesgo de recaídas, autolesiones y suicidio, además de agravar el deterioro social, laboral y familiar. Por otro lado, perpetúa un círculo vicioso: los síntomas de la adicción intensifican los de la depresión y viceversa, haciendo que ambos trastornos sean más difíciles de manejar", argumenta.
Desde la Sociedad Española de Patología Dual llevan años reivindicando un tratamiento de la depresión dual "integral y coordinado" que abarque tanto la dimensión biológica como la psicológica y social de los pacientes. "Esto implica combinar intervenciones farmacológicas que atiendan tanto la depresión como los síntomas relacionados con la adicción, con terapias psicológicas como la cognitivo-conductual, diseñadas para trabajar los factores emocionales y de comportamiento subyacentes", apunta el doctor Pablo Vega. Para el experto, el apoyo psicosocial juega también "un papel clave" en la recuperación de estos pacientes, proporcionando herramientas para mejorar las relaciones sociales, encontrar estabilidad laboral y prevenir recaídas.
"Es fundamental un cambio en los modelos asistenciales en esta dirección, integrando los servicios de salud mental y adicciones en un único enfoque coordinado", demanda Vega, que considera que, aunque en los últimos años se ha avanzado en la sensibilización y comprensión de la patología dual, todavía queda mucho por hacer para lograr un tratamiento "generalizado y eficaz".
"Entre los principales retos se encuentran la falta de formación específica de los profesionales sanitarios, la fragmentación de los servicios asistenciales y el estigma que rodea a ambas condiciones. Además, es necesario aumentar la inversión en recursos especializados y promover la investigación en este campo. Solo a través de políticas públicas que prioricen un enfoque integral y accesible para todos los pacientes se podrá garantizar que el tratamiento de la depresión dual sea una realidad generalizada", concluye.