Heridas crónicas o engrosamiento de la piel y las cicatrices, conocidas como fibrosis, pueden aparecer varios años después en pacientes que han recibido un tratamiento de radioterapia, afectando, significativamente, su calidad de vida. Los enfoques actuales para el manejo de las lesiones por radiación, incluido el cuidado convencional de las heridas ...
Heridas crónicas o engrosamiento de la piel y las cicatrices, conocidas como fibrosis, pueden aparecer varios años después en pacientes que han recibido un tratamiento de radioterapia, afectando, significativamente, su calidad de vida. Los enfoques actuales para el manejo de las lesiones por radiación, incluido el cuidado convencional de las heridas y las intervenciones quirúrgicas, han demostrado un éxito limitado debido a la naturaleza comprometida de los tejidos previamente irradiados
Es por ello que investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han explorado la forma de comprender los mecanismos detrás de estos efectos adversos de aparición tardía. "La cirugía en tejidos irradiados suele estar asociada a complicaciones en la cicatrización de las heridas. Existe una gran necesidad de nuevos tratamientos o medidas preventivas", según subrayó Martin Halle , cirujano plástico e investigador del Departamento de Medicina y Cirugía Molecular del Instituto Karolinska.
Memoria epigenética
El estudio, publicado en 'Nature communications' muestra que la radiación deja una "memoria epigenética" en las células del tejido conectivo de la piel, los fibroblastos, que altera su capacidad para curar heridas.
Para llegar a esta conclusión los autores del trabajo analizaron muestras de piel de 46 personas que habían recibido radioterapia por cáncer de mama y cirugía reconstructiva varios años antes. Posteriormente, descubrieron que la capacidad de cicatrización de las heridas se vio afectada en las muestras de piel de las partes del cuerpo irradiadas en comparación con las muestras de piel no irradiadas, independientemente del tiempo transcurrido desde la radiación.
Mediante otros experimentos, los investigadores pudieron demostrar que la radiación provoca cambios a largo plazo en la cromatina, las estructuras en las que se encuentran empaquetados los genes, lo que afecta a los genes que están activos. También descubrieron que una proteína llamada THBS1 se produce en exceso en relación con las lesiones en la piel previamente irradiada. La THBS1 afecta a la motilidad de los fibroblastos, lo que los investigadores creen que puede explicar la alteración de la cicatrización de las heridas.
Cuando los investigadores trataron las muestras de piel irradiada con anticuerpos que bloquean THBS1, se descubrió que la capacidad de curación mejoró. "Los hallazgos podrían conducir potencialmente al desarrollo de nuevas terapias para prevenir y tratar los problemas de la piel que surgen de la radioterapia", según señaló, por su parte, Ning Xu Landén , investigadora del Departamento de Medicina de Solna, Karolinska Institutet, quien dirigió el estudio.