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En la segunda parte de la I Jornada de Periodismo y Obesidad, un seminario de prensa organizado por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) con la colaboración de Lilly y Novo Nordisk, este sábado, se resumió la investigación en obesidad en diez palabras. Ana Belén Crujeiras, líder del grupo de ...
En la segunda parte de la I Jornada de Periodismo y Obesidad, un seminario de prensa organizado por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) con la colaboración de Lilly y Novo Nordisk, este sábado, se resumió la investigación en obesidad en diez palabras. Ana Belén Crujeiras, líder del grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), señaló que los fármacos para la obesidad están siendo "una gran revolución", y que son "fruto de muños años de investigación". Se conocen los signos y los síntomas de esta enfermedad, con un exceso de tejido adiposo. Igualmente, se conoce su evolución y "es mucho más que un problema de imagen". No hay que olvidarse de la relación entre la obesidad y el cáncer, una relación "peligrosa". Hay un desbalance energético, tiene que haber un equilibro entre la ingesta y el gasto energético.
Todo ello, a través de un sistema de regulación del apetito. En obesidad, hay un cortocircuito de éste. Se sabe a través de estudios que se han hecho, concluyendo que el cerebro de una persona con obesidad es diferente que el de las personas con normopeso. "Disfrutamos de la comida, y, con obesidad, ese disfrute llega más tarde", expuso. El tejido adiposo no es sólo un mero almacén de grasa. Las investigaciones nos han llevado a descubrir que es un órgano que secreta importantes proteínas, que se denominan adipoquinas. En obesidad, llega un momento en el que hay una disfunción del tejido adiposo y las adipoquinas se secretan en elevadas cantidades y pasan a ser perjudiciales, derivando en un ambiente favorable para otras enfermedades, la inflamación crónica de bajo grado. Es el principal nexo de unión entre la obesidad y las enfermedades relacionadas con ella; como son como la diabetes, la enfermedad cardiovascular y algunos tipos de cáncer, entre otras.
Otro jugador aquí es el tejido muscular. El músculo es un factor muy importante en el desarrollo de patologías de la obesidad. "Parece que el músculo para movernos, para mantenernos de pie; pero no, secreta unas proteínas denominadas mioquinas, que juegan un papel clave en nuestra salud", aclaró Crujeiras. Por otro lado, el tejido adiposo pardo tiene muchas mitocondrias, que le dan un color marrón, y recoge las células de grasa para dar calor. Este tejido adiposo aumenta la termogénesis. En los adultos lo tenemos, y funciona con rutas metabólicas importantes para generar calor y consumir esa grasa.
El de las causas es otro término que forma parte de la definición de la enfermedad. Hay una gran variabilidad en la respuesta al ambiente obesogénico. Esa variedad se ve igualmente en el tratamiento. Hay mucha heterogeneidad. Por eso es una enfermedad crónica y hay que acompañar al paciente. Puntualizó que hay más de 600 genes asociados a la obesidad. Pero, también hay otros factores que determinan la salud: estilo de vida, la alimentación, ambiente sociocultural, la contaminación ambiental, etcétera. Tampoco hay que olvidarse de la salud de la mujer. Un componente importante es la ganancia de peso durante el embarazo y cuidar mucho el período de la menopausia, cuando se desregula el sistema endocrino. Se refirió a los mecanismos epigenéticos, que actúan como interruptores de nuestros genes, que los encienden y los apagan. Es como si fuera "la ortografía del libro de la vida". El lápiz que escribe esta ortografía es el ambiente. En obesidad, existe un patrón de estas marcas epigenéticas.
El último jugador en este partido es la microbiota intestinal. Se dice que es la microbiota la que nos lleva a nosotros. Insistió en que "es primordial mantener una microbiota sana en la patología de la obesidad". Todo al final está conectado. Se pretende llegar a un algoritmo para el diagnóstico molecular y morfofuncional de precisión y terapia personalizada. Con todo, investigar en obesidad es una prioridad global que trasciende el ámbito de la medicina. Los fármacos actuales van dirigidos a controlar la patología y hay personas que no responden tanto a ellos, por lo que queda camino por recorrer en su investigación. No todo viene por la ingesta, pero todo está relacionado con el gasto energético y la regulación del sistema metabólico. Ahora se habla menos de la pérdida de peso y más de la ganancia de salud.
Sharona Azriel, endocrinóloga del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía, remarcó que los fármacos para la obesidad han supuesto un cambio de paradigma. No sólo es cuestión de mejorar las morbilidades, sino la calidad de vida. "Hay que tratar el origen, la causa de la enfermedad, para poder prevenir las complicaciones", expresó. Cuánto mayor sea la pérdida de peso, mayor será el impacto en la salud. Mayores serán los beneficios a nivel de la salud. Esto hace que haya cambiado la narrativa del tratamiento de la obesidad. Hasta hace unos años, las pérdidas del peso eran en torno 5-8 %. En estos momentos, son mayores. Hay que empezar con la intervención en el estilo de vida. Advirtió de que, sin un cambio en el estilo de vida, los fármacos van a fracasar. A lo largo de la historia, se han investigado muchos tratamientos farmacológicos para la obesidad. Ha sido una historia de fracasos. Se dio un vuelco en 2013. Se ha visto que los agonistas del GLP-1 han supuesto ese cambio. Hay receptores de GLP-1 a lo largo de todo el organismo.
A las personas con obesidad, no se les trataba el síntoma. Con estos fármacos, se logra controlar el síntoma de la enfermedad. Con Semaglutida 2.4, según el desarrollo clínico STEP, se consigue un mantenimiento de la pérdida de peso. El fármaco de tercera generación, Tirzepatida, se ha visto que consigue pérdidas de peso muy significativas, de hasta el 22,5 %, de acuerdo con Surmount-1. Es una molécula que puede retrasar la cirugía bariátrica, porque logra porcentajes de pérdida de peso similares a ésta. No hay estudios a muy largo plazo, pero se sabe que la molécula GLP-1 y sus agonistas tiene la capacidad de actuar como una estrategia multifactorial. Y se ha demostrado que estos fármacos actúan a nivel del proceso antiaterosclerótico. Aclaró que los beneficios cardiovasculares de Semaglutida 2.4 van más allá de la pérdida de peso ponderal. Existen otros beneficios, como puede ser en el trastorno por dependencia de alcohol, lo que está relacionado con el sistema de modulación del sistema de recompensa de dopamina cerebral. Quedan otros estudios en el futuro con semaglutida en obesidad como el STEP Young o el STEP Up.
Tirzepatida ha demostrado que en pacientes con apnea del sueño mejora ésta. Es decir, "vamos más allá de la pérdida de peso". Se está pendientes de los resultados del Surmount, donde se valorará la morbimortalidad. El programa de desarrollo clínico de Tirzepatida siguen adelante. Lo que queda claro es que hay que hacer una medicina personalizada basada en el individuo.
Por su parte, Cristóbal Morales, vocal de SEEDO y responsable de la Unidad Salud Metabólica, Diabetes y Obesidad Hospital Vithas Sevilla, incidió en la importancia de la prevención. Este profesional está involucrado en ensayos clínicos con 14 nuevas moléculas para obesidad. Aseguró que "España lidera a nivel europeo el desarrollo de ensayos clínicos en obesidad". Respecto a estos fármacos en proceso de investigación clínica, "se trata en muchos casos de medicamentos que se encuentran en fase II o III de desarrollo clínico, que poseen diferentes mecanismos de acción, y que despiertan mucho interés y generan unas expectativas muy positivas". A su juicio, "lo primero es alejarnos definitivamente del concepto de obesidad como una condición acompañante y asumamos un manejo temprano, integral, preventivo, personalizado y mantenido en el tiempo". Hay que hacer una nueva mirada a esa persona que vive con obesidad. Fármacos como Ozempic son muy mediáticos.
"La abrumadora presencia de nuevos tratamientos farmacológicos no debe desviar nuestro foco sobre la prevención", recordó Albert Lecube, de la Junta Directiva de SEEDO como editor de la revista 'BMI' y es jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida). La prevención es uno de los pilares esenciales en los que se asienta la Guía española del manejo Integral y multidisciplinaR de la Obesidad en personas Adultas (GIRO), que es el resultado de un trabajo colaborativo, donde expertos representantes de 35 sociedades científicas y 12 asociaciones de pacientes han contribuido de manera activa. "Tener obesidad no se elige. No es un vicio del paciente. Esta guía quiere ser una herramienta valiosa para profesionales sanitarios y para todas aquellas personas comprometidas con la promoción y la mejora del tratamiento y la correcta prevención de la obesidad", justificó. Plantea el abordaje de la obesidad como una enfermedad crónica y compleja que debe ser tratada a largo plazo, poniendo el foco en las causas intrínsecas del problema y dejando de estigmatizar al paciente con obesidad. En definitiva, plantea un enfoque holístico de la enfermedad, que mire a la salud del paciente en general y facilite su empoderamiento para que participe en el manejo y tratamiento de su enfermedad. La idea es que facilite sinergias entre los profesionales y genere un antes y un después del manejo de la obesidad. Por supuesto, el foco ha de etsra puesto en el acompañamiento.
El músculo es un punto clave y hay que hacerlo funcional. César Bustos, especialista en Ciencias de la Actividad Física y el Ejercicio y miembro del grupo de trabajo de Ejercicio Físico de SEEDO, ofreció consejos prácticos y rutinas de ejercicios, ya que "el sedentarismo mata". Nacemos con el movimiento. Cuando los médicos hacen ejercicio, lo prescriben más. Por eso, SEEDO ha puesto en marcha formaciones en este sentido. En sus palabras, "el ejercicio es un medicamento", que ayuda hasta en 26 patologías.