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Los resultados del estudio CASE II indican que el tratamiento intensivo con estatinas, después de la terapia intravenosa con el activador del plasminógeno tisular, ofrece cierto grado de beneficio neurológico en el ictus isquémico agudo. Esta modalidad terapéutica se asoció a un aumento en la proporción de pacientes con un ...
Los resultados del estudio CASE II indican que el tratamiento intensivo con estatinas, después de la terapia intravenosa con el activador del plasminógeno tisular, ofrece cierto grado de beneficio neurológico en el ictus isquémico agudo. Esta modalidad terapéutica se asoció a un aumento en la proporción de pacientes con un bajo índice de discapacidad a los 3 meses, especialmente en los que no habían estado previamente expuestos a las estatinas, así como en los que no presentaron oclusión intracraneal de grandes vasos, transformación hemorrágica tras la trombólisis y en los que la etiología del ictus no fue cardioembólica. Notablemente, el tratamiento con atorvastatina mostró ser superior al basado en rosuvastatina, sin que esta diferencia fuera atribuible al diferente número de pacientes tratados con uno u otro fármaco.
Shenqiang Yan, investigador de la Universidad de Zhejiang y codirector del estudio, afirma que aunque algunos ensayos previos ya habían reportado mejores desenlaces neurológicos con la terapia temprana con estatinas en el ictus, el único ensayo previo acerca del valor del tratamiento intensivo con este grupo de fármacos tras la trombólisis arrojó resultados negativos. Sin embargo, ese ensayo solamente evaluó el impacto de la rosuvastatina, lo que hacía necesario examinar el potencial de otros regímenes, señala el científico. Los hallazgos son consistentes con las directrices clínicas actuales, las cuales recomiendan el inicio o, en su caso, la continuación de la terapia en pacientes que ya estaban en tratamiento con estatinas antes del ictus, concluye Yan.