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Investigan el aumento del riesgo de sangrado en el tratamiento con anticoagulantes

Los anticoagulantes tienen un efecto protector en pacientes a los que se les detecta un coágulo sanguíneo, aunque los efectos secundarios pueden incluir  riesgo de un mayor sangrado, sobre todo en el caso de mujeres y personas mayores. Los resultados de un reciente estudio centrado en esta cuestión concluyen que dicho riesgo puede ser más alto durante el tratamiento inicial y descender a medida que el tratamiento se prolonga.
14/02/2025

Los anticoagulantes que se prescriben tras la detección de un coágulo sanguíneo en una pierna o en un pulmón si bien protegen frente a nuevos coágulos, es posible también que influyan en el posterior riesgo de sangrado, especialmente, en poblaciones de mujeres y ancianos. Dicho riesgo de puede estar influenciado tanto ...

Los anticoagulantes que se prescriben tras la detección de un coágulo sanguíneo en una pierna o en un pulmón si bien protegen frente a nuevos coágulos, es posible también que influyan en el posterior riesgo de sangrado, especialmente, en poblaciones de mujeres y ancianos. Dicho riesgo de puede estar influenciado tanto por el tratamiento en sí como por el riesgo basal del paciente, que, en muchas ocasiones, se ignora.

Los efectos secundarios comunes de los anticoagulantes incluyen hemorragias nasales, sangre en la orina, sangre en las heces y hematomas más frecuentes y grandes, debido a que la sangre no coagula como tendría que hacerlo.

Actualmente, los datos disponibles proporcionan estimaciones del riesgo total de sangrado con el tratamiento anticoagulante en lugar del riesgo excesivo de sangrado relacionado con el anticoagulante, que, según expertos, puede ser más importante para mejorar las evaluaciones de riesgo-beneficio, en particular cuando se trata de un tratamiento prolongado.

Precisamente, en este contexto, se ha llevado a cabo un estudio en la Universidad de Gotemburgo (Suecia) con el objetivo de determinar el riesgo excesivo de sangrado en pacientes con tromboembolia venosa (TEV) durante el tratamiento inicial (0 a 6 meses) y prolongado (6 meses a 5 años) con anticoagulantes orales directos (ACOD) en comparación con controles de población emparejados por puntaje de propensión. Una de sus impulsoras fue Katarina Glise Sandblad, investigadora de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo y especialista en medicina interna del Hospital Universitario Sahlgrenska.

Como se expone en el estudio publicado en el 'Journal of Internal Medicine', los investigadores utilizaron datos de registros suecos que abarcaban a más de 36.000 pacientes sometidos a tratamiento con anticoagulantes después de un coágulo sanguíneo en la pierna o el pulmón junto con un número igual de controles de sexo y edad que no habían tenido un coágulo y no estaban siendo tratados con anticoagulantes.

Durante los primeros seis meses, 338 personas (1,07 por ciento) en el grupo de pacientes experimentaron hemorragia en comparación con 103 personas (0,29 por ciento) en el grupo de control. El riesgo inducido por el tratamiento para las mujeres fue mayor que para los hombres, y los participantes de mayor edad, de 80 años o más, fueron los que tenían mayor riesgo.

Población con mayor riesgo

Durante el tratamiento prolongado, en el estudio de seis meses a cinco años, el riesgo inducido por el tratamiento de hemorragias más grandes ya no estaba asociado con el género o la edad avanzada. En general, el riesgo inducido por el tratamiento disminuyó de poco más del 2 por ciento durante el tratamiento inicial al 0,7 por ciento durante el tratamiento prolongado.

Asimismo, el sexo femenino indicó un mayor riesgo excesivo de sangrado en comparación con el sexo masculino durante el período de tratamiento inicial, pero no durante el período de tratamiento prolongado. Además, los pacientes de mayor edad demostraron un mayor riesgo excesivo de sangrado durante el tratamiento inicial en comparación con los pacientes más jóvenes.

"Cuando trato a pacientes con coágulos sanguíneos, la decisión de interrumpir el tratamiento después de la fase inicial o continuar con el tratamiento de por vida puede ser difícil. Este estudio muestra que el porcentaje de riesgo de hemorragia debido a los anticoagulantes es bajo durante el tratamiento prolongado y no parece aumentar con la edad. Esto es tranquilizador tanto para mí como para mis pacientes", tal como iexpresó la investigadora Katarina Glise.

A la conclusión que llegan los autores de este trabajo es que el riesgo excesivo de sangrado por el tratamiento anticoagulante fue alto durante el tratamiento inicial, en particular entre las mujeres y los ancianos, pero menor y no estuvo influenciado por el sexo o la edad durante el tratamiento prolongado.

Autor: IM Médico
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